Me lo confirmó el médico: necesito gafas.
Entonces como no sé mucho sobre el tema, empecé una encuesta entre las personas de mi entorno y llegué a una constatación asombrosa: si el precio de los cristales varia mucho de una persona a otra, el coste de la montura es relativamente homogéneo y se situa entre 200 y 300 euros.
Con estas informaciones empecé a dar la vuelta a los ópticos.
El primero te propone dos monturas de marca por el precio de una.
El segundo te regala 40% de rebaja si solo escoges una montura.
El tercero, más barato que el primero, te propone una montura de marca y otra cualquiera.
El cuarto te anuncia un presupuesto de 423€ para unas gafas que consigues por 380 con una montura extra en otro sitio.
El quinto te mira de arriba cuando empiezas a negociar y te propone el modelo super sexy de la seguridad social.
…
Al final perdí la reserva.
Frente a una montura marcada 200€ pedí un presupuesto para hacerme un regalo. El dependiente empezó el calculo: rebaja de 40%, cristales anti-reflejos,… La cuenta llegaba a casi 250€ y no dejé el dependiente seguir por este camino: le expliqué tranquilamente que mi capricho no superaría los 150€. El hombre se puso de acuerdo con su colega y aceptó mi oferta.
Al final, conseguí tres gafas de estilo totalmente diferente y aunque la cuenta me salga más barata que mi encuesta inicial, llegué a la conclusión que todavía tengo un margen de progresión en el campo de la negociación comercial…