Momentos

Aproveché un atardecer soleado para explorar las fronteras del distrito XIII. El bulevar Kellermann me llevó a una zona de viviendas sociales justo al lado del gran parque de los años 1930 y del pequeño cementerio de la ciudad de Gentilly.

Si llegué demasiado tarde para visitar este recinto, noté al lado del bulevar periférico una senda protegida por un portón, y como parecía privada, no me atreví a explorarla y preferí caminar por la calle que bordea el exterior del bulevar.

Al llegar al siguiente pasaje por debajo del periférico, encontré otro portón cerrando el acceso a la misma parcela y divisé uno de estos campamientos que se cuelan en los intersticios de las ciudades.

Noté otra entrada del cementerio y un camino que llevaba a un aparcamiento del estadio Charlety. Pero más adelante, encontré otro camino dando la vuelta de la instalación deportiva y me llevó al jardín Jean-Claude Nicolas Forestier.

No había mucha gente en este pequeño espacio muy bien diseñado, así que pude disfrutar tranquilamente sus magníficas mezclas vegetales.

Luego seguí caminando rumbo al norte, visitando de paso una curiosa tienda de antigüedades ubicada en el número 31 de la calle Vergniaud.

En la calle Vulpian, me encontré con un viejo ingeniero de mi instituto de siempre, que se jubiló varios años atrás y sigue caminando con otros ancianos… A veces, París no es tan grande 😊

Este fin de semana se celebraba la fiesta de los jardines con actividades en algunos sitios.

El sábado pasé un ratito en el jardín Maurice Gardette en donde estaban preparando la única actividad en el quiosco central, pero al escuchar el saxo desentonando pronto me refugié en una terraza de café.

En las calles de la capital los hinchas irlandeses celebraron la victoria de su equipo sobre Sudáfrica en el mundial de rugby bebiendo y cantando casi toda la noche.

Hoy había mucha gente disfrutando el sol en la orilla del canal Saint Martin.

A veces, París es una fiesta…

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El taller-museo de Chana Orloff

A mediados de setiembre se celebran los días del patrimonio y eso permite visitar varios sitios que no suelen proponer visitas y otros que proponen visitas gratuitas.

Este año tuve ganas de visitar un taller cuya fachada me había llamado la atención unos meses atrás al pasear por el distrito XIV. Por suerte formaba parte de la lista de los sitios abiertos así que me apunté para la visita de las 14.

Hoy había mucha gente en el taller y no dejaba mucho tiempo para una conferencia sobre la vida y la obra de esta escultora. Sin embargo, cuando su nieta empezó a charlar fue todo un encanto escuchar sus anécdotas y los recuerdos que tenía de su abuela.

Desgraciadamente, tuvo que acortar su presentación porque ya habían llegado los visitantes del siguiente grupo.

Retuve que nació en 1888 en una familia judía de Ucrania que se mudo a Palestina en 1905. Luego su formación de costurera la llevó a mudarse a París y a trabajar en un taller de alta costura en donde supieron apreciar sus dones de dibujante.

Luego fue admitida en la Escuela de los artes decorativos y a partir de allí, pudo encontrar a los grandes artistas que vivían en la capital y decidir de dedicarse a la escultura.

La nieta precisó que su abuela siempre había sido un ser libre, tan de niña como de adulta. Y, más conmovedor, también mencionó las prendas que su abuela fabricaba para ella.

Y eso me dio ganas de volver para una visita de pago con menos gente y más tiempo.

Mientras tanto, miré una última vez las obras expuestas y, al salir del taller me paré un rato en la plaza de los derechos del niño para admirar la estatua que representa a su hijo y que se halla en este punto.

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Volviendo

Después de varias semanas de idas y vueltas, con teletrabajo y poco tiempo para meterme en largas caminatas, ya tocó la hora de volver, quedarme en París y retomar el ritmo de siempre. Y, para empezar, quise compartir con una colega mis exploraciones por el distrito XIII.

Nuestro recorrido empezó en la puerta de Italia y como era un día de mucho calor, atravesamos el parque Kellermann. Luego seguimos explorando las calles fronteras de París antes de seguir rumbo al estadio Charlety.

En este punto le enseñé el espacio que ocupaba el ferrocarril que daba la vuelta de París, y si no pudimos entrar en el túnel, por lo menos pudimos hablar con las socias del jardín compartido que instalaron en esta zona y echar un vistazo al tramo transformado en jardín público que lleva a las torres del distrito XIII.

Luego contemplamos los nenúfares del jardín Charles Trenet y con gusto encontramos dos flores y una tortuga sesteando en una de las hojas…

Pero para mi colega, la auténtica sorpresa del día fue la visita de la “Cité florale”.

A mi me alegró constatar que preservaron esta pequeña manzana visitada años atrás y que conserva un encanto especial.

Luego seguimos rumbo al Norte por la calle de la esperanza, cruzando de paso la calle de la providencia. Confieso que me esta unión me hizo sonreír…

Más adelante, en las calles de la « Butte aux cailles », empiezan a preservar los dibujos que la artista MissTic, fallecida el año pasado, sembró en esta zona.

Esta tarde callejera se acabó en una terraza de la calle Mouffetard…

También toca mencionar otro momento desconcertante. El viernes por la noche, al salir del metro que me llevaba a mi barrio mestizo, escuché el himno nacional galo cantado por un grupo reunido en el café Barbes. De repente recordé que Francia acoge el mundial de rugby y que, ese día Francia enfrentaba Nueva Zelandia en el primer partido… Pero en mi barrio, de momento, no saben mucho de este deporte 😊

Tuvimos una ola de calor bastante brutal y todos esperamos la lluvia con impaciencia…

 

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¡No quiero volver a la oficina!

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¡Malditos juegos!

Ya queda menos de un año antes de celebrar la ceremonia de apertura de los juegos olímpicos y, de momento, las cosas no se presentan muy bien.

Dos semanas atrás, ya tuvieron que cancelar una prueba de natación en el  Sena porque tuvimos fuertes lluvias y que en este caso, algunas alcantarillas contaminan el Sena.

El problema volvió a ocurrir esta semana, porque algunos resultados de análisis de la “calidad del agua” del Sena parecieron inquietantes.

Yo no veo bien como podrán proporcionar un espacio “sano” a los nadadores si no crean una especie de canal a salvo de las bacterias en medio del Sena.

Por cierto, siempre queda la posibilidad de organizar las pruebas en algunas piscinas olímpicas, pero esto destrozaría la imagen de capital limpia y sana que quieren comunicar.

En cuanto a la ceremonia de apertura, querían organizar el desfile en el rio. Desgraciadamente, esto supone desmontar las cajas de los libreros instalados en la orilla del rio. Y queda claro que no aceptan este desalojamiento, incluso si solo dura unas semanas.

Entre los parisinos, también aparece cierta irritación. Por un lado, los precios de los billetes resultan inasequibles para los ciudadanos de a pie. Por otro, anuncian un aumento importante de los impuestos territoriales (52%)…

Y para acabar con estas malditos juegos, es preciso recordar que poco después del incendio de la catedral “Notre Dame”, anunciaron que la reconstrucción estaría acabada en 2024. Si las obras progresan y si anuncian una reapertura en diciembre de 2024, el general que supervisaba las operaciones falleció durante una caminata por un sendero de los Pirineos. Nadie sabe el impacto que este deceso tendrá entre los artesanos involucrados en este  proyecto.

Confieso que entiendo cada día más a todos los enterados que combatieron este proyecto desmedido.

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