¡Algunas semanas te regalan más sorpresas que otras!
El pasado vienes me otorgué un día de fantasía y tras holgazanear un rato en casa, visité el Museo de la Muñeca.
Es un sitio curioso escondido en un tranquilo callejón sin salida, al lado del bullicio de Beaubourg. Cuenta unos escasos metros cuadrados en donde unas cuarenta vitrinas presentan un millar de muñecas.
Si te interesa el tema, igual apreciarás este lugar de otro tiempo pero a mi no me entusiasmó. La presentación en un espacio tan reducido de esta cantidad de muñecas no permite ponerlas en valor y los 7€ de la entrada me parecieron exagerados.
Superé la frustración visitando la tienda de un pastelero que tendré que presentaros un día y por la noche asistí a mi primer concierto en la ópera Bastille.
El diseño interior de la ópera y de su gran sala me gustó mucho y los asientos te dejan bastante espacio para que puedas disfrutar del momento a gusto.
Esa noche tocaban una sinfonía de Shostakovich y la verdad es que escuchar este tipo de obras en vivo es una gran experiencia (y más si como a mi te gusta la obra). El director ruso y los solistas estupendos me regalaron un momento inolvidable y añadí la ópera en la lista de los sitios que tengo que frecuentar más a menudo.