El pasado viernes pasé un largo momento en la casa de una de mis cómplices viandantes, recien operada de la pierna y de vuelta a casa tras cuatro días en el hospital.
Me contó todos los detalles de su estancia en el universo de los médicos, reseñando todos las disfunciones constatadas.
Como le preguntaba si notaba una evolución desde su estancia precedente en 2006, contestó sin siquiera pensarselo que le parecía peor. Y como no forma parte de estas personas que pintan el pasado de rosa y cultivan la nostalgia de tiempos mejores, entablamos un largo debate para identificar las causas de estos cambios.
Lo cierto es que el hospital no consiguió adaptarse a las 35 horas. Si el personal hizo horas extras al principio, eso se acabó cuando constató que no había presupuesto para remunerarlas.
Menos personal disponible pero más personas que atender…
Muchos médicos generales sólo consultan bajo cita previa y cuando es preciso esperar una semana para tener hora, son muchos los que van directamente al hospital.
Como si fuera poco, cerraron muchos dispensarios de barrios que atendían a la parte más desfavorecida de la población. Ahora estos desdichados se benefician de la CMU (cobertura medical universal) que teoricamente da acceso al médico, incluso sin dinero. Pero queda claro que entre las citas, forman parte de los que menos prioridad tienen y esta clientela aumenta las filas en el hospital.
Entre las demás disfunciones, mi amiga también mencionó el caso de estas personas que quedan albergadas en el hospital porque no existen soluciones adecuadas para atenderlas. Los normas elevadas de los establecimientos para largas estancias no permiten desarollar las capacidades necesarias y la solución cuesta más caro todavía.
Paso a paso llegamos a contemplar el famoso eslogan «trabajar más para ganar más» y el estupendo incentivo que consiste en quitar las cotizaciones sociales de las horas extras. Este fantástico sistema permite hacer con nueve personas lo que hacías con diez, y además ahorras las cotizaciones. El problema es que el décimo acaba en el paro y falta la cotización para ayudarle…
Y prefiero no hablar del gran préstamo… cuyo objetivo queda bastante confuso.
Supongo que el caos económico y social viene a ser lo mismo en muchos paises pero si sigue así, tendré que reactivar la chispa militante.
Para Franjavi y Caol, disculpas por mi errónea interpretación y gracias de nuevo por la página. No soy de las del puente y …sí catalana de pura cepa y orgullosa de ello. Un saludo.
Para J DE BARCELONA:es seguro que de Barcelona???? Lo siento pero no tienes ni idea.Caol, es FRANCESA DE PURA CEPA y trabaja gratuitamente y amorosamente para los lectores.Caol no necesita NINGUN CLICHé.Si eres de los del PUENTE, puedes tomar nota de Paris, que nunca vendra mal.
Gracias por la página, viajo a París en unos días y creo que me ayudará haberla ojeado. Por lo que dices no eres francés/a -deduzco que naciste en España-, sin embargo cuando hablas de costumbres y anhelos locales utilizas la primera persona del plural, me ha llamado la atención, creo que una buena adaptación al país al que se emigra no debería anular tu origen, posiblemente es un cliché, pero creo eso únicamente puede pasar en Francia.