El tema de cambiar de casa ya se arregló. Me libré de casi todos los trámites y planeo la mudanza a mitad de octubre. Eso deja tiempo para calcular la nueva instalación y visitar tiendas de muebles y de decoración…
Eso hice el pasado martes y exploré metódicamente todos los rincones de un almacén de la calle de Lagny que propone muebles de segunda mano. Confieso que me despistaron los precios que vi en los diferentes objetos y más aun teniendo la posibilidad de compararlos. Algunos muebles muy ordinarios llegaban a precios muy altos mientras para otros, realmente de buena fabricación, pedían precios más baratos. Tras varias vueltas llegué a la conclusión que en esta tienda los precios reflejan más el tiempo necesario para encontrar un cliente que el valor del objeto: cuanto más demanda, cuanto más alto el precio. Ahora entiendo porque algunos anticuarios pasan por aquí de vez en cuando…
También visité la tienda que la asociación Emaús instaló en el 104. En este lugar todo parece muy barato y resulta muy difícil resistir a la tentación.
Y siguiendo en este tema, también descubrí otro almacén de muebles de segunda mano cerca de la dársena de la villette.
Pero si encontré varias ideas para mi futura instalación, de momento no compré nada.
Esta semana también quise comprobar si mi nuevo abono de velib me permitía hacer el recorrido entre mi casa y mi oficina. Si tardé 45 minutos la primera vez (o sea justo justito dentro del abono), sólo necesité 40 minutos al día siguiente y sé que todavía puedo mejorar el itinerario.
Lo bueno es que cuando llegas a la oficina tras este paseo, te sientes en plena forma. Otro cantar sería volver a casa tras una dura jornada laboral y de momento no lo intenté…
Y para descansar de tantas idas y vueltas y disfrutar de la aparición del sol mientras anunciaban 650 kilómetros de atascos en el territorio galo, me fui al parque de la Villette en donde me tumbé sobre la hierba para sestear.
¿Mola la vista no ?
Me traslado de 500 metros… no es un gran cambio :-)))