Tras unos días agradables volvimos a la lluvia y a este cielo gris muy pesado. Si todavía queda posible pasear, es preciso bien escoger el momento y convocar la suerte para librarse de los chaparrones.
Total renuncié dos veces a mi largo recorrido matutino en bici pero la preparación de la mudanza de la oficina me regaló otra oportunidad de hacer deporte.
No se tratará de una revolución ya que el traslado a penas alcanza los 300 metros. Pero pasamos de un viejo edificio de los años 60 a una construcción nueva, supuestamente de Alta Calidad Medioambiental y eso provoca un montón de aprensiones.
Yo lo veo con cierto pragmatismo.
Si el edificio nuevo es realmente optimizado tal como lo pretenden, habrán calculado la potencia eléctrica para el equipo normal de un oficinista. Y creo que tendremos un apagón general en cuanto enchufemos todos los aparatos de bienestar como cafeteras, hervidores, neveras o microondas…obviamente viejos y suboptimales…
De momento tiré el póster que decoraba mi despacho porque parecía realmente sucio y salí en busca de imágenes nuevas.
Mi primer recorrido me llevó a la librería del centro Pompidou en donde encontré una selección globalmente interesante pero bastante reducida para un sitio como éste.
Al día siguiente visité la librería del museo de arte moderno y la selección se limitaba a una treintena de imágenes.
Al final no encontré el póster de Kandinsky que buscaba pero volví con uno de Delaunay, otro de Esteve y el poema Libertad de Eluard con dibujos de Léger. Normalmente con todo esto seguro que le doy algo de chispa a mi nuevo despacho.
Lo bueno de esta busqueda es que me dio la oportunidad de aprovechar esta mañana soleada para tomar un café en la terraza del museo de arte moderno…
Y eso compensó los chaparrones que enfrenté estos últimos días al guiar a varios amigos parisinos por el barrio de la Goutte d’Or. En esta zona de París son muchos los que cumplen el ayuno de Ramadán y para ellos este tiempo fresquito resulta una bendición.
Mañana empieza la semana más tranquila del año, con más parisinos de vacaciones fuera de la capital.
A ver si consigo probar algunos de los pastelitos de la rotura del ayuno 😉
Te debe haber quedado un despacho muy, muy alegre y colorido. El tiempo gris no influyó en tu elección (¿o sí?).
Vas a cambiar al mismo tiempo de lugar de trabajo y de residencia… Tiempo de cambios. Te deseo que sea para bien y que seas muy feliz en ambos lugares.
Por cierto, no conocía a Éluard y he buscado el poema en internet. ¡Precioso! Gracias por eso también.