Este año no pude tomar unos días de vacaciones para disfrutar a tope de la semana que prefiero. Entonces para compensar intenté aprovechar mi abono de velib.
Aprecio cada día más mi recorrido matutino. Son 40 minutos por una ciudad que todavía no despertó y hay buen rollo con la gente que cruzo entre mi salida (+/- 7h15) y mi llegada (+/- 8h00).
Cada mañana cruzo un vehículo de limpieza de las aceras y en función de nuestro sitio de encuentro en el bulevar sé si voy con atraso o no.
Por cierto, a veces no veo bien los semáforos y las direcciones prohibidas. E incluso me atraparon unos policías. Pero de momento no me pusieron multa…
También experimenté el trayecto para volver a casa y constaté que a pesar de ir cuesta arriba, entra en los 45 minutos del abono.
Y hoy surgió la idea del día : dejar que el aparcacoches se las arregle con el velib mientras tomas una copa…
En realidad el acontecimiento mayor de la semana fue mi mudanza profesional. Si mi despacho queda invadido por varias decenas de cajas, ya instalé los pósteres y eso cambia las sensaciones en un plis plas.
También pude contemplar la vista desde el tejado del edificio, cuyo acceso es obviamente totalmente prohibido, y resulta muy interesante.
A ver si consigo algunas fotos…
Y mientras tanto sigue el Ramadán y el encanto de las tiendas que venden los productos que acompañan la rotura del ayuno.
Si de momento resistí a los pastelitos, quise comprar agua de azahar y visité una de las tiendas orientales del barrio. Allí me atendieron con mucha gentileza e incluso me regalaron consejos para escoger el producto y usarlo bien. Y por supuesto allí también noté una tremenda cantidad de productos que tendré que probar un día…
Hoy, día festivo, pensaba despertar en una ciudad descansando y constaté con horror que una gran cantidad de comercios estaban abiertos: se merman cada día más los derechos de los trabajadores 🙁
Yo pasé el día en la instalación de París playa en la orilla del Sena.
Constaté con alegría que en una de las casetas, proponían una ración de patatas fritas con salchichas por 4 euros, y pensé con gratitud a este humilde chupatintas que puso la cláusula adecuada para imponer eso a los que competían para ocupar la caseta.
A veces hay cosas buenas en esta ciudad :-)))
Y tras caminar horas y horas, constaté que París playa cumple con el proyecto inicial: proporcionar a los ciudadanos de a pie que no se van de vacaciones, un espacio en donde disfrutar del sol y divertirse gratis.
No sé si son muchos los que volvieron de vacaciones. Sólo espero que el tráfico quede bastante reducido para que pueda seguir con mis recorridos matutinos. Luego os cuento.
muy buen blog… lo acabo de descubrir… sueño con ir a París cada día… es una fijación que tengo, y estoy escribiendo una novela que se desarrolla, en parte, en esa ciudad, así que espero ir muy pronto… seguiré visitando este sitio que me inspira muchísimo… gracias!!!!
Amo Paris, y te agradezco el paseo virtual que brindas. FELICITACIONES desde Argentina Mar del Plata