Ya se acabaron las vacaciones para muchos parisinos.
Yo lo noto desde mis recorridos matutinos por el tráfico que aumenta en la calle y también por la cantidad de camiones estacionados al azar para entregar sus mercancías.
Pero el ambiente en las calles y los bulevares sigue agradable y con gusto lo aproveché para hacer unos recorridos extras en velib.
En varias ocasiones tuve malas sorpresas con algunas bicis cuyo manillar tenía un juego y complicaba el equilibrio. Pero superé la prueba 🙂
Lo bueno de estos días es que uno todavía puede encontrar una mesa en terraza sin reservar y yo aproveché esta tranquilidad para probar varios sitios con varios amigos.
Pero el sábado anunciaban 600 kilómetros de atasco y queda claro que coincide con una nueva oleada de vueltas.
Yo visité un almacén de bricolage y noté una frecuentación bastante alta, como si la gente estuviera preparando la vuelta ya…
Hoy visité de nuevo la instalación de París playa en la dársena de la Villette. Es el último día de la temporada y mañana empezarán a desmontarlo todo. Pero hoy pasé sobre las 11 y pude apreciar el ambiente muy tranquilo de las mañanas, a pesar del calor y del cansancio.
Y mientras tanto se acaba la tercera semana del ramadán.
En varios lugares se juntan grupitos para compartir bebidas y comidas al anochecer. Y al día siguiente basta con contar las botellas abandonadas debajo de los bancos para imaginar el programa de la noche.
Por suerte, de momento, este mes de agosto no fue de mucho calor. Pero ya llevamos dos días seguidos con más de 30 grados y como se suma a un cansancio general, se notan varias tensiones…
Yo sigo sin probar los pastelitos orientales pero encontré unas ofertas increíbles y empecé a reunir los ingredientes para preparar unos con una amiga.
Pero ahora toca descansar un rato antes de enfrentar otra semana.