De momento, resistir a las tentaciones resultó bastante fácil.
Tras unos días de auténtico frío invernal, nos tocaron varias sesiones de esta llovizna que regala los resfriados y no es un tiempo ideal para salir de casa…
Pero en algunas ocasiones es preciso levantar el ánimo y visitar algunas pastelerías puede ser un buen remedio.
Con algo de atraso celebramos los reyes en la oficina y asi es como descubrimos que el cocodrilo de Lacoste puede servir de haba en el roscón de reyes. Pero pronto lo olvidamos para saborear la crema de almendras…
Y al día siguiente, cultivé la chispa positiva con un «moelleux» de chocolate.
Pero digerir estas golosinas implica caminar un poco y eso hice el jueves sobre las 18, mientras acompañaba a un amigo en una terapia kilométrica entre la plaza de la Nación y la plaza de la Bastille…
De paso, constaté una vez más que las rebajas no atraen a tanta gente como en otras ocasiones. Pero puede ser cuestión de horario o de meteorología.
El mismo día, probé un restaurante de mi barrio que propone una cocina francesa muy clásica, rica y correcta de precios… y estaba a tope de clientes.
El sábado descubrí con sorpresa una impresionante colección de autobuses aparcados en el bulevar de Montparnasse. Mientras tomaba un café me explicó el camarero que se trataba de la manifestación de los turcos contra el proyecto de ley sobre el genocidio armenio… Yo no tengo ideas sobre la pertinencia y la necesidad de esta ley pero me parece totalmente inoportuna…
Y mientras tanto el «laboratorio de la igualdad» arma una campaña de promoción para la igualdad de los géneros… Uno de los carteles declara «80% de la actividad doméstica incumbe a las mujeres», enseña la imagen de un señor perdido con su aspirador y concluye «¡Ánimo señores!»…
Todo pasa como si hubiera elecciones a la vista y si se tratara de atrapar a los votos 😀
Ayer aproveché un tímido rayo de sol para pasear un rato y descubrí un locutorio muy pequeño en donde se reunen jóvenes solitarios procedentes del subcontinente indio, reinventando un espacio colectivo.
París, tierra de contrastes…
Hola :
Llevaba media vida soñando con ir a París. En Junio viajé por fín. Si antes de ir ya me atraía, confieso que he vuelto enamorada de esta ciiudad. Me ha robado el corazón. Puedp parecer cursi pero es la verdad. No consigo desconectarme del todo y gracias a que HOY he descubierto tu blog, conozco lugares que no pude ver o que ni siquiera sabía que existían.
Gracias a este blog he paseado por sus calles de nuevi (debo decir que a parte visitar los lugares mas importantes, caminé mucho por sus avenidas y disfruté mucho. Regresé con la sensación que me quedada mucho por ver y con la intención de volver muchas veces más. Y aunque suene tópico todo el que me conoce sabe que si algún dia no me encuentran, deben buscarme en París.
Gracias por permitirme estar más cerca.
Un abrazo de Almudena.
Qué suerte tienes… Eso que es tan difícil como salir a caminar para ‘bajar la comida’ o mantenerse en forma, podría convertirse en el mejor momento del día si lo haces por París. Yo adoraba bajar en cualquier parada del metro, salir a la calle y perderme un rato. Es que no te cuesta nada hacer ese ‘ejercicio’ cuando estás tan entretenido viendo nuevos edificios, nuevas, calles, nuevas caras, nuevos rincones,…