El pasado miércoles, la Confederación Europea de Sindicatos convocaba una jornada europea de lucha contra la austeridad. Con un grupo de colegas, participé a la manifestación parisina cuyo recorrido empezaba al pie de la torre Montparnasse y se acababa al lado de la escuela militar. Pero en el desfile se contaban a penas unas 20000 personas y tardamos poco más de una horita para recorrer el trayecto completo.
A las 3 y media estaba al lado de la escuela militar y de allí salí para otro recorrido menos político y más errabundo…
Para empezar caminé rumbo a la explanada de los inválidos antes de seguir la calle de Grenelle hasta su extremo este. Curiosamente había poca gente en la calle y pocos clientes en las tiendas de lujo de esta zona muy burguesa. Para pasar el tiempo las dependientes de categoría jugaban con su tableta táctil mientras los vigilantes escudriñaban su móvil… Yo seguí caminando.
Al llegar a Saint Germain des Prés fue cuando encontré algo de vida. Luego quisé probar un autobus que no conocía y el trayecto me regaló, de paso, una visión muy interesante sobre los edificios comerciales de la calle Réaumur.
Al día siguiente pasé por el BHV y constaté que algunas plantas del almacén siguen en obras. Sin embargo pude encontrar las fruslerías que buscaba y pasar un buen rato ojeando otras.
Al salir no quise meterme en el metro enseguida y pasé por el centro Pompidou.
Por la noche y por el frío, la plaza yacía casi abandonada, como me gusta 🙂
Ayer dediqué una parte de la tarde a buscar cortinas. Constaté con tristeza que la tienda de tejidos Toto esta vaciando el edificio que ocupa en el bulevar Barbes antes de venderlo… Mientras tanto el mercado Saint Pierre estaba a tope de clientes y en algunas plantas la masa resultaba insoportable.
Ojear, apuntar precios, calcular y comparar… Tendré que volver allí entre semana con mis asesores de siempre….
Y para bien disfrutar el descanso dominguero, pasé por un café de la zona de Oberkampf, en donde una cantante interpretaba canciones cuya letra tiene una relación con el metro. Al salir, acabé en el salón de té argelino de la calle Saint Maur…
¡Hasta pronto!