Tres días de trabajo, cuatro días de fin de semana: este ritmo me cae de maravilla 🙂
Esta semana seguí visitando tiendas de muebles con un amigo y pronto llegamos a la conclusión que la calidad de los productos que vimos no merecía los precios anunciados. Total queda la opción de diseñar y fabricar algo que me guste o de escudriñar las ofertas de los sitios de segunda mano. Pero en ambos casos tengo que eliminar algunos objetos de mi casa…
El martes amanecimos con un sol frío de invierno y una luz muy bonita pero no tenía mi cámara 🙁
Por la noche, los azares de mis peregrinaciones me llevaron al lado del mercado Saint Pierre, cuando ya se marcharon las modistas, y me encantó la tranquilidad de esta zona tan concurrida de día.
El último día de esta cortita semana laboral empezó con el saludo matutino del guarda nocturno de la calle Leon y su contagiosa alegría. Se acabó de manera más nostálgica con la despedida de mi director técnico 🙁
Al día siguiente algunos celebraban Halloween. Yo no suelo unirme a esta fiesta que no forma parte de mi cultura pero al caminar rumbo al cine, el jueves por la noche, noté una cantidad asombrosa de diablos y brujas en varios sitios y algunos disfraces me parecieron muy logrados.
Yo seguí rumbo al Grand Rex en donde proponían la película Gravity en la gran sala, con pantalla gigante y 3D. Por cierto esta sala es un sitio fantástico, pero 14€ por una sesión de cine me parece un poco exagerado…
El día de Todos Santos, visité varias tiendas en la parte subterránea del Forum des Halles. Mientras estás en una tienda no pasa nada pero la sensación al recorrer estas callecitas cortadas por las empalizadas de las obras resulta muy opresiva y a pesar de la lluvia, con gusto volví al aire libre.
Seguí caminando por el Marais y constaté que casi todas las tiendas estaban abiertas.
Volví al cine para ver «la vida de Adèle» en una sala cerca de Bastille y no me arrepentí.
Allí probé un café que se halla 40 Boulevard Beaumarchais (a unos 300 metros de Bastille) y se llama la cantoche panam. En este sitio el café en la barra cuesta 0,90€ y los demás precios me parecieron muy correctos.
Al final, aproveché este largo fín de semana para ver dos películas, reorganizar mis armarios y lijar una mesita olvidada en mi sótano. ¡Algo es algo!