Dicen que por los puentes de Mayo, Francia funciona al ralentí y este año me parece particularmente acertado: poca gente en los transportes, poca gente en las calles y pocos clientes en los almacenes…
Por cierto el tiempo inestable no invita a salir de casa. Pero esta tranquilidad se nota también en los lugares turísticos.
Ayer, a modo de paseo para facilitar la digestión, di una vuelta por Montmartre sobre las 21. A pesar de ser sábado, había poca gente en los restaurantes y en la calle de las abadesas, quedaba espacio en todas las terrazas.
En la plaza du Tertre, los cafes y restaurantes ya invadieron dos tercios de la plaza pero sus terrazas quedaban vacías y los retratistas no tenían muchos clientes.
Delante del sagrado corazón, el cantante de turno interesaba apenas a una centena de personas.
Se notaba la misma tranquilidad en la pequeña plaza que se halla al pie de la escalera Maurice Utrillo.
Encontré vidilla al llegar a la calle de Clignancourt en donde varios bares atraen a los jóvenes parisinos, pero nada de la animación que pude constatar en otras ocasiones.
Y yo empiezo a pensar que esta relativa tranquilidad es la consecuencia directa de los recortes anunciados por el gobierno…
Congelan sueldos y pensiones, reducen las ayudas sociales y mientras tanto, para todos los que acaban de rellenar la declaración de la renta y de calcular los impuestos que tendrán que pagar, resulta evidente que disminuye el poder adquisitivo. Y frente a una situación que se degrada, los franceses suelen reducir los gastos y aumentar los ahorros.
¡Espero equivocarme!