Experimentos…

Unos conocidos me embarcaron en una aventura inédita.
Resulta que un maestro del canto difónico anunció en facebook que daba un concierto en un apartamento parisino. Mis conocidos se enteraron, se apuntaron y me invitaron a acompañarles. La idea me pareció divertida y acepté.
Después de apuntarse, recibieron la dirección del sitio del concierto, en el distrito 13, muy cerca de la Gran Biblioteca. Yo ya imaginaba un taller de artista o un gran estudio, pero cuando llegamos, constatamos que se trataba de uno de esos edificios ordinarios construidos cuando renovaron esta zona de París.
Cuando tocamos al timbre, nos invitaron a esperar un rato en la calle porque no estaban listos. Lo bueno fue que así pudimos descubrir a los demás espectadores y esperar con más serenidad. Finalmente apareció alguien que abrió la puerta y nos invitó a subir a la tercera planta. Nada más llegar, tuvimos que descalzarnos y dejar los zapatos en el pasillo, antes de pagar y entrar en el sitio.
Descubrimos un cuarto de 8 por 4 con una cantidad limitada de asientos y en donde los músicos ya estaban sentados en el suelo. Acoger a la treintena de espectadores necesitó casi media hora y a las 19h30 fue cuando el maestro empezó a cantar, acompañado por una flauta tibetana y un tambor turco. La verdad es que este tipo de música es muy relajante así que si no supe apreciar el arte del maestro, por lo menos logré olvidar las pesadillas del día.
45 minutos más tarde, el maestro consideró que como concierto, ya era suficiente, y dedicó el resto de la sesión a una lección bastante esotérica sobre el arte de la respiración y los sonidos, con ejercicios incluidos. Y a las 21 declaró la sesión acabada.
En el fondo no fue un momento desagradable pero tuvimos la sensación irritante de que nos habían estafado : ni se trataba de un concierto (como lo anunciaban) ni merecía la pena pagar 25€ cada uno para eso.
En fin… Ese debe ser el precio de nuestra curiosidad…

Otro momento diferente ocurrió en el metro, cuando un hombre empezó a declamar poesías de Baudelaire y Hugo. Pocas personas conocían estos textos y el hombre, muy teatral, consiguió una buena cosecha de sonrisas.

Más tarde, en el cine de mi barrio, tocaba ver una película de Abdelkrim Balhoul, titulada « Té de menta ». Cuenta las andazas de un joven argelino que lleva ya varios años viviendo de truquillos, cuando su madre viene a visitarle. La historia es sencilla pero la película regala varias imágenes del barrio de la Goutte d’or en 1984. Al día siguiente, pasé por la calle que había indentificado, encontré la placa del médico, la puerta del edificio y la parte de la iglesia de Saint Bernard que uno puede ver en la película.
Finalmente, pocas cosas cambiaron…

Mientras tanto, los porteros de mi edificio instalaban la decoración navideña.

Espero que os guste 🙂

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Una respuesta en “Experimentos…

  1. Mª Angeles dijo:

    Hola Caol, veo que Paris sigue bulliciosa y tú muy activa, muchas gracias por permitirme recorrer tu bonita ciudad a través tuyo. Un abrazo.

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