La semana empezó con el tema de la conferencia acerca del clima , esencialmente por que acoger a 150 dirigentes mundiales en el contexto de los últimos días supone medidas de seguridad reforzadas.
Total anunciaron el cierre de autopistas y de trozos del bulevar periférico y decretaron la gratuidad de los transportes públicos. Luego las autoridades invitaron los habitantes a dejar sus coches en casa y a usar los transportes públicos antes de decir que ni siquiera esta solución era aconsejada…
Frente a este caos anunciado, muchas personas pidieron un día de vacaciones y se quedaron en casa. En mi instituto, nos regalaron un día de vacaciones extra y los que trabajaron el lunes podrán pedirlo en otra ocasión.
Yo me fui al trabajo como siempre y pocas veces vi tan poca gente en la ciudad. Viajé en un metro casi desierto y en las calles el tráfico apenas alcanzaba él de los domingos.
Aproveché esta situación para volver a casa con mi autobus de siempre. De paso constaté que el « comptoir voltaire », uno de los bares ametrallados, permanecía cerrado y que había una colección impresionante de flores y señales de solidaridad delante de la puerta.
El día siguiente caminé por la orilla del canal Saint-Martin en donde vi que habían pintado la divisa parisina en blanco sobre fondo negro. También noté varias banderas galas e incluso pintaron un buzón de correos con los tres colores nacionales.
Delante del bar « la bonne bière » se veían flores y velas pero encontré una acumulación realmente impresionante de señales de solidaridad cuando llegué al lado del « Bataclan ». En los barrios de las capitales, delante de las casas de las víctimas, también se notan testimonios más modestos de sus vecinos y amigos.
Y la vida continuá…
Ayer, sábado, los parisinos empezaron los preparativos navideños. Àrbol de Navidad, regalos… había mucha gente en las calles y en los almacenes. Yo ya tengo el tema del Champagne resuelto. ¡Algo es algo !
Y hoy tocaba contribuir a la organización de las elecciones regionales como asesor en mi colegio electoral. En la sala de deportes de la pequeña escuela de mi barrio, tuvimos pocos momentos de tranquilidad pero la fila nunca llego a una decena de personas y el nivel de participación apenas alcanzó el 44%.
Tras 14 horas seguidas de presencia en el colegio electoral, los resultados me parecieron reconfortantes 🙂