Ya llevamos varios meses imaginando el caos que provocaría una crecida de las aguas del Sena parecida a la de 1910.
El Instituto regional de ordenación del territorio y urbanismo produjo varias simulaciones impresionantes y en marzo la jefatura de policía organizó un ejercicio con los militares para prepararse a esta posible catastrofe.
El lunes llovió. El martés y el miércoles también.
Y el nivel del agua medido al lado de la estación de Austerlitz pasó de 1,57 metros el pasado domingo a 6,10 metros el viernes por la noche.
Como muchos parisinos, cuando llegaron los claros del jueves, no pude resistir a la tentación de contemplar el rio y escogí la zona que se halla entre la pasarela de los Artes y la isla de la Cité.
El pequeño jardín que se halla al pie de la estatua de Enrique IV estaba inundado y los « bateaux-mouches » estaban parados ya que casi no quedaba espacio para pasar debajo de los arcos de los puentes. También cortaron una parte de la línea de red expres regional que bordea el rio y el metro ya no se para en la estación Saint Michel.
Y yo tuve la sensación que el Sena, tan « civilizado » usualmente, recobraba la fuerza de los grandes rios.
El viernes cerraron el museo del Louvre, así como el de Orsay para mudar las obras conservadas en zonas amenazadas por la crecida de las aguas.
También constataron que el sistema de medida del nivel del agua había dejado de funcionar unas horas en Austerlitz.
Por cierto, mi casa como mi instituto están a salvo de las inundaciones. Pero en algunas partes de las afueras de París la situación resulta muy complicada, con cortes de electricidad y de transportes, inundaciones de viviendas y evacuaciones de los habitantes por los militares.
Pero ya anuncian que las aguas empiezan a bajar.
Seguiremos esperando la crecida centenaria de las aguas…