Los azares de la formación continua me llevaron una vez más a la jefatura de la región, justo al lado del puente de Garigliano. En otras ocasiones, aproveché este tipo de oportunidad para explorar el distrito XV. Pero esta semana tuve ganas de descubrir el muy selecto distrito XVI así que preparé dos itinerarios por este distrito.
Al amanecer, viajé en metro hacia la estación Victor Hugo y la coqueta plaza del mismo nombre.
Tuve que dar la vuelta de la plaza para encontrar la pequeña calle que buscaba. La parte norte de la calle Mesnil cuenta con varios comercios que le dan algo de vida. Pero pronto se convierte en calle dormitorio y el mercado que se halla en la esquina de la calle Saint-Didier no compensa la sensación ya que está en obras.
Por suerte aquí se halla el centro comercial “Belles Feuilles” y una galería de tamaño humano… Yo no entré en este edificio y seguí por la calle des Sablons en donde descubrí un edificio albergando una colección de talleres. Más adelante pude admirar la escultura moderna instalada en el centro de la plaza de México, antes de seguir rumbo a la estación de la Muette.
En esta parte del distrito XVI se ven construcciones de varias épocas, pero todas construidas con materiales de buena calidad. Y lo que más me llamó la atención es aquí no hay espacio para la desidia que se nota en otros barrios: cuando algo se rompe, lo cambian o lo arreglan y ni se ve un papelito abandonado en el suelo…
La calle Mozart y sus numerosas tiendas me llevó a la calle Boileau en donde se esconde el “Hameau Boileau” en medio de una manzana. Forma parte de estos lugares en donde se cultiva el entre sí de las clases dominantes.
Luego, pronto llegué al bulevar Exelmans y al puente de Garigliano.
Al salir de clase, quise caminar por la orilla izquierda del Sena y pasé por el muelle Louis Blériot, bordeado por una interesante colección de edificios construidos al principio del siglo XX. Pero lo más agradable es la vista hacia el rio y la torre Eiffel.
Como muchos turistas, pasé al pie de la Torre Eiffel, del palacio de Chaillot, del museo de Arte Moderno antes de llegar al puente del Alma. Noté, de paso, un sitio perfecto para un picnic 😊
Confieso que ya tenía mi cuenta de kilómetros y que subí en uno de los autobuses que pasa cerca de mi barrio. Pero para quien vive en París, repetir este paseo no es tan complicado.
¿Os da envidia? 😊