Con gusto pasé dos semanas lejos de París y de todas las complicaciones en relación con las huelgas. Me marché sin saber precisamente cuando volvería porque tampoco sabía cómo las fiestas de fin de año impactarían el movimiento de protesta.
Después de celebrar el año nuevo llegó la hora de buscar una solución para volver a París. El tren que había notado resultó cancelado, así que sólo quedaba dos soluciones: madrugar o viajar con un tren declarado “lleno”.
Pasé por la pequeña estación de ferrocarriles de mi pueblo borgoñón en donde la taquillera me explicó que ya no podía vender billetes para el tren “lleno” y que eso era una medida para evitar que la gente se precipite para tomar este tren.
Pero también me explicó que podía comprar un billete en la máquina automática para subir al tren y eso hice.
Curiosamente, el tren resultó casi vacío y a duras penas llegamos a cinco personas en un vagón de 80 asientos… Y a una centena de viajeros en un tren de unos quinientos asientos…
Total, al llegar a París, pude encontrar un taxi sin problemas e intentar volver a casa.
Todo pasó relativamente bien hasta la plaza de la República, pero a partir de este punto fuimos bloqueados en un atascazo de primera. Y después de hora y cuarto en el coche, el importe apareciendo en el contador me quitó la paciencia: preferí seguir caminando y legué a casa sobre las 11 de la noche.
Necesité casi todo un día para deshacer la maleta, llenar la nevera, ordenar los correos, pagar las facturas y recuperar el ritmo parisino.
Al día siguiente, un rayo de sol matutino me dio la energía para mi primera caminata del 2020.
Pasé por la calle en donde vive una artista callejera que pone cada día un pensamiento al pie de su casa. Pero la frase del día ya estaba casi borrada, así que seguí cuesta arriba para pasar al pie del Sagrado Corazón…
Luego seguí cuesta abajo rumbo a la Ópera.
En la avenida que lleva al Louvre, los turistas japoneses estaban experimentando el encanto de las huelgas de transportes. Yo seguí rumbo al Carroussel del Louvre en donde constaté varios cambios de cadenas de tiendas.
Pronto volví a la calle de Rivoli y al BHV en donde la frecuentación me pareció bastante baja, pero será porque la gente ya espera el principio de las rebajas.
Cuando caminé rumbo a casa, cuesta arriba, ya se veían más peatones en las aceras y muchos coches por todas partes.
Al llegar, descubrí que la manifestación del día caminaba entre la estación de Lyon y la estación del Este.
Yo preferí reservar las fuerzas para la semana que viene…