Ya se oye de nuevo el canto matutino de los mirlos.
Cerca de mi instituto algunos magnolias ya tienen flores y todo pasa como si ya hubiera llegado la primavera.
Yo quise comprobar esa sensación y aproveché un atardecer soleado para visitar el gran parque de las «Buttes Chaumont».
Entré por la calle Botzaris, caminé rumbo al merendero inmortalizado por Virginie Despentes en una de sus novelas y me acerqué del punto de vista asociado.
Por las vacaciones escolares, muchos niños estaban paseando por el parque con algún familiar o probando alguna de las atracciones.
En la isla, varias personas estaban visitando el templo de la Maga. Otras disfrutaban los últimos rayos de sol sentadas en un banco.
Si noté varios árboles con flores, tampoco se trata del derroche de flores primaveral. Tendré que volver dentro de unas semanas.
Salí en frente del ayuntamiento del distrito XIX y pasé por una pastelería del vecindario que propone un «Saint-Honoré» riquísimo.
Luego seguí rumbo a la dársena de la Villette en donde no se veían muchas actividades acuáticas.
Al día siguiente, acompañé a una colega que quería ir de compras en el BHV.
Entre semana no hay tanta gente como en los fines de semana y se puede ojear tranquilamente las últimas novedades. Pero fuimos muy razonables y no compramos muchas cosas. Yo constaté una vez más que en el centro de París las cosas resultan 15% más caras que en mi barrio…
Este fin de semana muchos parisinos volverán de vacaciones. Ahora a mi me toca disfrutar unos días de vacaciones.
¡Hasta pronto!