Ya entramos en la semana más tranquila del verano: poca gente en los transportes, poca gente en la oficina y, como no son muchos los turistas por la situación sanitaria, poca gente en la calle.
Eso me pareció muy evidente, al pasar al lado del jardín de la Folie Titon: normalmente entresemanas al atardecer, hay un montón de niños jugando en el césped central, pero cuando pasé por allí solo quedaban algunos ancianos aplastados por el calor del día.
Más adelante constaté la misma tranquilidad en la tienda de bellas artes que visité, pocos clientes y dos cajeros aburridos contemplando el reloj.
Al día siguiente quise invitar a la doña de la quinta planta a pasar un rato en un espacio bautizado “Wonderland” e instalado en un antiguo espacio ferroviario. Desgraciadamente los dueños de este sitio consideraron que necesitaban vacaciones y se marcharon quince días…
Total, paseamos por el distrito XX y así llegamos a la plaza de la Reunión en donde encontramos una mesa para cenar en la terraza.
Pocos coches pasan por la plaza y en la terraza, poblada mayoritariamente de treintañeros, el ambiente es muy agradable.
Y para bien aprovechar mis últimas horas en París antes de marcharme de vacaciones, visité la heladería de Raimo con una amiga y probamos una cantidad impresionante de sabores.
Ahora toca disfrutar dos semanas de vacaciones para cargar las pilas jugando con las gatas y corriendo por los caminos.
¡Hasta pronto!