El recorrido de la semana empezó al salir de la estación de metro Falguière y pronto me llevó a este edificio de ladrillos rojos que alberga el museo Bourdelle.
Desde la calle, la primera cosa que me llamó la atención fue este pequeño jardín en donde se ven varias estatuas, dominadas por un caballo monumental.
Pronto encontré la entrada el museo y, después de enseñar el contenido de mi bolso, pude acceder gratuitamente a las colecciones permanentes.
Para empezar, pasé por el jardín del caballo en donde varias personas estaban sentadas, dibujando una estatua o una parte del jardín. Algunos ya tenían un buen nivel técnico, otros estaban practicando e incluso noté la presencia de una persona regalando consejos a los dibujantes.
Luego seguí atravesando este jardín y me dejé atrapar por la belleza de una estatua, presentada en un patio rodeado de talleres de artistas.
En las salas de la planta baja presentan varias obras de Bourdelle y también versiones sucesivas de algunas obras. La posibilidad de contemplar estas progresiones me pareció muy interesante.
También hay una sala explicando los aspectos técnicos de la escultura y otra que presenta algunos de los artistas que trabajaron en este conjunto de talleres.
Luego, a pesar de la lluvia, exploré una parte exterior ajardinada y relativamente estrecha. Allí se ve otra manera de presentar las obras y me encantó este corte paseo.
Al salir del museo, pasé por la galería Vaugirard.
Este espacio es una vía de circulación peatonal que atraviesa una manzana de altos edificios residenciales. Como en todas las zonas de este tipo, las tiendas se marcharon una tras otra y sólo queda un pequeño supermercado frecuentado principalmente por los habitantes de la manzana. Lo bueno es que pude comprar el paraguas que necesitaba para enfrentar la lluvia y seguir explorando el distrito XV.