A pesar de llevar ya muchos años en París, todavía hay salas de espectáculos que no conozco. Esta semana tocaba descubrir Bobino, calle de la Gaîté, justo al lado de Montparnasse.
El sitio fue creado al final del siglo 19 y albergó a lo largo del siglo 20 a los artistas más importantes de la canción francesa. Reconstruido en 1985, reformado en 2010, Bobino propone actuaciones en solitario, conciertos y espectáculos musicales.
Yo me dejé atrapar por el cartel de un espectáculo de los Chicos Mambo, titulado Tutu y quise verlo.
Esta nueva creación coreográfica de Philippe Lafeuille pone en escena a seis bailarines y un espectro negro con cámara. En una veintena de secuencias, aprovechan su impresionante maestría para proponer parodias divertidísimas del ballet clásico, de la danza deportiva o contemporánea… Me encantaron los vestidos pero lo que realmente me impresionó fue ver como estos hombres, disfrazados de mujer, se apropiaban modales femeninos. Me partí de risa en varias ocasiones y eso me llenó de energía positiva 🙂
Al día siguiente noté un cartel publicitario anunciando, en un barrio desfavorecido del noreste parisino, que el Papá Noel estaba en la margen izquierda… Por suerte algunas asociaciones organizaron una sesión especial en el cinema Louxor para los niños que no visita el hombre rojo.
El sábado, todos los almacenes parisinos estaban a tope de clientes en busca de algunos regalos. Yo conseguí vender (por medio de un sitio de segunda mano), una jarra de Gien a una compradora en busca de regalos baratos. (Sólo quedan una decena de jarras en casa…).
Y hoy, cuando salí de casa, noté en el metro una cantidad increíble de gente con maletas. Muchos parisinos se marchan de la capital para celebrar la Navidad con su familia y la mayoría viaja en tren.
Yo pasaré unos días en mi refugio de Borgoña.
¡Hasta pronto!
Esperamos que hayas disfrutado mucho en Borgoña. Al menos, que te haya servido para descansar. Siempre te rodeas de bellos escenarios.