Ya se acabaron esas vacaciones otoñales, lejos de la capital.
El viaje de ida me regaló la compañía de dos veinteañeros, encantados de «desconectar» y de volver a descubrir el «tiempo lento» de los viejos trenes ínter ciudad desde nuestro vagón de tipo compartimento.
La estancia me dio la oportunidad de saciar mis ansias de bricolage.
Y el viernes, nada más volver a París, no pude resistir a la tentación de ir de tiendas…
El tema del abastecimiento fue resuelto en un plis-plas ya que mi instalación parisina se halla a tres bocacalles de la frutería y a 271 metros del supermercado. (En el pueblo de mis vacaciones, venden frutas una vez a la semana, y el supermercado más cercano se halla a más de un kilómetro…). De paso pude comparar el precio de los panaderos y constatar que uno de los productos elaborados cuesta un 50% más en París 🙁
Por la tarde, uno de mis amigos vino conmigo y visitamos una tienda de muebles cerca de la plaza Voltaire. La suerte me acompañaba porque en la tienda proponían un descuento del 20% en el sofá que me interesaba.
Luego pasamos par la parte de la calle Faubourg Saint Antoine en donde varias marcas de zapatos instalaron sus tiendas. Si yo encontré los zapatos que buscaba (de cuero y que aguanten la lluvia), mi amigo se quedó espantado al mirar los precios y decidió esperar a las rebajas.
Para acabar fuimos a una tienda de zapatos que vende finales de serie y la suerte me acompañó otra vez ya que proponían un descuento del 30% en unas pantuflas muy cómodas…
Si noté ofertas por aquí y por allá, se veían a pocos clientes en las tiendas : la gente estará ahorrando para los regalos de navidad…
Ayer pasamos por el barrio de la puerta de Francia y constatamos que el programa de urbanización sigue progresando, con obras por todas partes. Luego pasamos por debajo del bulevar periférico para visitar un centro de jardinería en busca de productos para suavizar el invierno de los pájaros. Nidos, comederos, bolas de grasa, todo lo necesario estaba instalado en un rinconcito de la planta baja. Pero el tema de temporada ya era la preparación de navidad y la tienda dedicaba una planta completa a los detalles de decoración navideña. ¡No se atrasaron!
Abandonamos la tienda y como ya estaba anocheciendo, volvimos con el tranvía para disfrutar la escasa luz del día, pero últimamente poco después de las 17, ya es de noche.
Hoy el cine de mi barrio programó al medio día una vieja película inglesa con Sir Alec Guinness y los espectadores llegaron como una bandada de gorriones a la hora en punto. Me alegró constatar que el Louxor ya encontró su público y pasé un rato delicioso con ocho sentencias de muerte.
Y prefiero no pensar en lo que me espera mañana 😐