Mientras la población de varios paises acogía a los reyes magos, los parisinos volvían a trabajar y yo entre ellos.
Para bien empezar con el año nuevo, uno de los rituales laborales consiste en compartir una galleta de reyes entre colegas, lo cual aplaza al menos una semana la dieta necesaria para borrar los excesos navideños 🙂
¡Nuevo año, nuevas sorpresas!
Esta semana anunciaron que el precio de los pisos había bajado un 4% en París. Pero al escudriñar los anuncios, parece que los vendedores no se enteraron.
Y mientras tanto se ven cada día más mendigos en las calles y en el metro de la capital…
«No tengo trabajo, no tengo casa» me dijo uno de estos, y como si fuera para puntuar su frase, sonó su celular :-0
Tras una primera semana laboral bastante agitada, aproveché el fin de semana para hacer otra vez un recorrido por mi barrio con guía. Esta visita, organizada por el instituto de las culturas del Islam, se enfocaba sobre la presencia del Islam en el barrio y esta nueva manera de mirar el territorio me pareció requete interesante. No sólo porque el conferencista supo recordar rapidamente la larga historia de las relaciones entre Francia y los paises islámicos sino también porque aclaró varios detalles que había notado sin entenderlos.
Así aprendí que la reunión de varias decenas de hombres mayores en una de las pequeñas plazas del barrio es una cita semanal para seguir en contacto a pesar de la dispersión de este grupo en la región parisina.
El recorrido pasó por el nuevo edificio recien inaugurado del instituto. Si el sitio es un establecimiento cultural del Municipio de París, la primer planta pertenece a una asociación de culto pero el responsable de la asociación nos dejó mirar la sala de abluciones y entrar unos minutos en la sala de oración, en donde añadieron una cortina improvisada para separar hombres y mujeres…
Ironía de la vida, al pasar por la escalera que lleva a las plantas superiores pudimos admirar los retratos de los obreros que participaron a la construcción del edificio. Entre ellos se veía una sola mujer, profesión arquitecta…
Pero la parte principal me pareció muy acertada.
Y hoy constaté que muchos almacenes estaban abiertos para atrapar mejor a los clientes con las rebajas de temporadas.
Pero de momento resistí a la tentación. A ver cuanto tiempo lo aguanto 🙂