Noviembre se acabó con un cielo de guata color de arcilla. El frío empieza a picar un poco pero no llueve y pasear resulta muy agradable.
Después de probar un paseo con guía por mi barrio, quise repetir la experiencia en otra zona de París.
Para empezar, invité a varios amigos y así conseguí un grupo de buena compañía. Luego cité al guía de la pasada semana porque aprecié el ritmo de sus visitas. Y para acabar, escogí un lugar que todavía no conocía y que es amenazado por el proyecto de extensión de Roland-Garros: los invernaderos de Auteuil.
Quedamos en la entrada suroeste del jardín y el guía nos contó la historia del lugar en una decena de minutos. Luego empezamos el recorrido.
Confieso que no recuerdo el nombre de todos los árboles que mencionó el guía pero me encantaron los colores otoñales del sitio.
Luego visitamos varios invernaderos pero el recinto tropical me pareció particularmente adecuado para olvidar el otoño parisino.
Acabamos por la parte amenazada por el proyecto: los invernadores calientes. Aquí se hallan las colecciones de orquídeas, hoyas, bromelias y helechos tropicales. También albergan una colección impresionante de rhipsalis…
Desgraciadamente ya había llegado la hora del cierre y no pudimos pasar mucho tiempo allí 🙁
Al final, la visita tardó más de dos horas pero no vi pasar el tiempo.
Para alargar este momento a destiempo, hice el camino de vuelta en autobus.
Auteuil, Passy y sus inquilinos adinerados, el Trocadero y la visión de la torre Eiffel, los Campos Eliseos con las iluminaciones navideñas, la calle Matignon y sus galeristas, San Agustín y la zona de los grandes almacenes…
Algunas líneas de autobus te regalan un paseo muy turístico 🙂
Pero hoy tocara admirar el gran invernadero de Auteuil.