Varias revistas mencionaban nuevas instalaciones en la orilla del Sena y aproveché la tranquilidad agosteña para descubrirlas.
Ayer por la mañana el autobus 80 me llevó en apenas media hora hasta el puente del Almá y de paso pude admirar unos Campos Eliseos semi dormidos. Pero uno de mis cómplices viandantes me esperaba al lado del «monumento de lady Di» así que no me extravié.
Para empezar, atravesamos el puente, bajamos hacia la orilla izquierda del río y allí fue donde encontramos los jardines creados en unos pontones.
Fueron pensados como un arquipiélago y cada «isla» tiene su personalidad. Pajarera abierta por un lado, prado con puente de cuerda por otro, tumbonas en la isla de la bruma, manzanos en la isla huerta… y unos asientos muy cerca del agua en la isla central…
Globalemente me gustó mucho el concepto pero visitamos esta instalación a las 10 de la mañana y con muy poca gente. No sé si tendrá tanto encanto cuando aumenta la frecuentación…
Seguimos al lado del río y descubrimos las demás instalaciones de la orilla izquierda.
Zona de entrenamiento deportivo, pared de escalada, alameda de vegetales, gran terraza con mesas y juegos, casetas metálicas con distintos ambientes… y vigas para sentarse por todas partes…
La instalación se acaba al pie del museo de Orsay en donde una magnífica escalera enlaza la ciudad y su río.
A continuación atravesamos de nuevo el río por la pasarela de los artes y pudimos contemplar la inverosímil colección de candados dejados por los turistas.
A partir de allí seguimos por la orilla derecha y las instalaciones de París playa.
Mi reloj indicaba 11h30 y la gente ya estaba llegando.
Arena, tumbonas, palmeras y sombrillas… Conservaron los elementos básicos de las ediciones anteriores pero algunos detalles demuestran que el municipio sigue con la idea de devolver el río a los parisinos.
Entre otras cosas, la pequeña casita decorada por Nemo, ahora alberga un restaurante…
Pero para almorzar, preferimos abandonar la playa y visitar un pequeño sitio de la calle Saint Paul, correcto y barato, en donde nos otorgamos una pausa merecida 🙂
Allí se acabó la caminata y encontré otro autobus para llevarme a casa.
Gracias por seguir compartiendo tu París con quienes lo tenemos tan lejos y ansiamos siempre volver.
Pronto haremos una breve (breviiiiiiiiiiiiisima, para mi pesar) escapada, aunque esta vez será solo decir «bonjour et au revoir» a la ciudad de la luz porque el destino, en realidad, es Eurodisney. Llevaremos a mi nieta (es una promesa de abuelos) pero, al menos durante un dia y medio, recorreremos con ella los rincones más mágicos e intentaremos contagiarle nuestro amor y nuestra pasión por París. Seguro que acaba enganchada, igual que nosotros.
No creo que en esta ocasión tengamos tiempo de acompañarte en uno de tus maravillosos paseos pero tal vez sí podamos darte un abrazo al pie del Sacré-cœur 😉
Hablamos por mail ¿vale?