¡Ya se acabó el maratón electoral! Y todos los comentarios no cambiaran el resultado: el partido socialista dispone de la mayoría absoluta en la asamblea nacional…
A ver como la utilizan…
Yo aproveché los últimos días para retomar mis largas marchas a través de la ciudad, entre dos chubascos.
El viernes al atardecer, caminé al azar por la parte sur del distrito 20 y vi varios bares que merecen una visita por el buen rollo que se nota. Pero ese día sólo fue un calentamiento.
Al día siguiente me acompañaba una de mis cómplices de siempre y caminamos desde la puerta de Orléans rumbo a la estación de metro Odéon.
Al lado de la puerta, el tranvía ya impone su estructura a la zona: menos coches, menos velocidad y más peatones…
Entre la puerta y la iglesia de Alesia encontramos varios comercios, relativamente comunes, antes de meternos en la calle de Alesia famosa por sus comercios en donde algunas marcas conocidas proponen sus invendidos.
Lo cierto es que es un lugar interesante para quien quiere encontrar productos de categoría por un buen precio. Pero como no necesitábamos nada, la visita no se alargó.
En la gran avenida que se estira entre la iglesia de Alesia y el león de la plaza Denfert Rochereau, la tienda más destacable es probablemente la panadería Moisan, cuyos productos son riquísimos. Pero tampoco teníamos hambre, así que seguimos rumbo al bulevar raspail y a la calle Campagne Première.
Esta parte del distrito 14 cuenta con una gran cantidad de talleres de artitas pero ya no se visitan. 🙁
Seguimos por la calle de vaugirard y constatamos que al pie de la iglesia Saint Sulpice se celebraba una feria de la poesía… Pero ya llevábamos varias horas caminando y tras una pausa bajo los soportales del mercado Saint Germain, declaramos el recorrido terminado :-))))
El domingo por la mañana pasé por un mercado de barrio en donde las madres de familia vendían sus trastos para financiar sesiones de cine o de circo en las escuelas de sus niños. Se notaba mucha ayuda mutua en este vecindario pero no me detuve.
Seguí rumbo a la estación de metro Anvers en donde empezaba el gran intercambio de trastos de temporada… Muchas cosas, globalmente muy baratas, porque la gente necesita espacio en los armarios a la hora de instalar las prendas de verano… y en medio de todo eso, varios turistas algo perdidos, buscando el Sagrado Corazón.
Para volver a casa, pasé por la calle de las abadesas y por la mezcla de idiomas constaté que ya empezó la temporada turística…
Seguiré disfrutando la ciudad a destiempo :-)))