Ya que me lo pidieron la pasada semana, ahora toca contaros lo que hice el 14 de Julio.
Para empezar tengo que decir que al amanecer el cielo tenía muy buena pinta, como si se preparara un día agradablemente soleado.
Total con mi okupa del día, decidimos hacer un largo paseo por la orilla del Sena a partir de la estación de metro Cité.
A las 10 en punto, estábamos al pie de Notre Dame. Los turistas todavía no habían llegado así que pudimos disfrutar de un agradable momento, muy tranquilo, contemplando la catedral.
Luego cruzamos el sena y bajamos hacia la parte baja de la orilla izquierda del rio con la idea de caminar rumbo a la Gran Biblióteca.
Mi acompañante no sabía mucho de la geografía parisina así que tuve que enseñarle las islas y algunas curiosidades de esta parte de la ciudad. Sacamos varias fotos antes de llegar al pie del Instituto del Mundo Arabe en este gran jardín que alberga el museo de escultura al aire libre.
Entonces fue cuando enfrentamos el primer chaparrón del día.
Encontramos un sitio para abrigarnos y fue cuestión de esperar unos minutos antes de seguir caminando. Pero tuvimos casi enseguida otra sorpresa.
Resulta que el 14 de Julio presentan varios modelos de aviones en los Campos Eliseos, resulta que estos aviones por algún sitio tienen que pasar para volver a su base y ese día sobrevolaron el Sena.
Total sólo tuvimos que sentarnos tranquilamente y asi pudimos contemplar todos los aviones del desfile.
Luego pudimos seguir tranquilamente hasta la estación de Austerlitz en donde otra parada nos permitió enfrentar otro pequeño chaparrón
A continuación pasamos debajo de los antiguos almacenes del puerto de Austerlitz, recien renovados para crear la ciudad de la moda y del diseño. Si la fachada verde que se ve desde la orilla derecha despista a mucha gente, despista más aún constatar que este espacio no tiene muchas conexiones con la orilla del Sena.
Tras echar un vistazo hacia el ministerio de haciendas y pasar debajo del puente de Bercy, descubrí la nueva piscina Joséphine Baker y la fantástica pasarela Simone de Beauvoir. De momento no pude explorarla tranquilamente pero me fascina su diseño y pronto os presentaré este puente.
Luego subimos las escaleras que llevan a la plataforma central de la gran biblióteca. Admiramos el pozo central y su jardín y entonces fue cuando tuvimos un chaparrón más importante que los precedentes.
Otra vez encontramos un sitio para abrigarnos pero resultó imposible escaparse porque cuando llueve el suelo de la plataforma se vuelve tremendamente resbaladizo. Total no hubo más remedio que esperar el fín de la lluvia pero por las fotos que conseguimos, merecía la pena.
La última etapa del día fue el patio Saint Emilion en donde otro chaparrón muy parecido con lluvia tropical acabó con nuestras ganas de pasear.
Nos hundimos en el metro y volvimos a mi casa en donde constaté con alivio que a pesar de las ventanas abiertas la lluvia no había inundado todo.
Al final queda un día de colores que cambian con unas iluminaciones muy especiales y algunos momentos casi surrealistas.