Ya se acabaron las vacaciones escolares y se nota en el tráfico.
Este viernes, mientras esperaba mi autobus para volver a casa, contemplé el caos del cruce vecino. Según tengo entendido, uno no debe meterse en un cruce si no está seguro de poder dejarlo libre. Pero habrá cambiado el código de la circulación porque nadie respeta esta regla de sensatez.
Más tarde, mientras circulamos en uno de estos ejes remodelados para crear carriles de autobus, constaté que incluso las motocicletas se quedaban bloqueadas en el atasco del momento. Entonces empecé a escudriñar los coches y a evaluar la pertinencia de su presencia en el tráfico.
Como lo imaginaréis, noté una mayoría aplastante de vehículos con una sola persona…
Despilfarro de gasolina, polución y además estos autoadictos se pierden una oportunidad de actividad física…
¡Finalmente, la situación económica de los parisinos no será tan grave!
¡Qué genial, tu blog!; yo, enamorada de Francia, de París, de la literatura y cultura francesas… Je reviendrai!