En la parada del autobus esperaba un ciego con su bastón blanco.
El maquinista del autobus tocó el pito y paró el vehículo de tal forma que la puerta estuviera perfectamente en frente de este viajero.
El ciego entró y empezaron a hablar.
Yo bajaba en esta parada pero este momento de pura solidaridad me alegró el día.
Franjavi, eso forma parte de los momentos que uno puede disfrutar en cualquier sitio. Todo es cuestión de apertura a los demás 🙂
Caol, un dia, mirando a los bajos del Puente Alma, como estaban cocinando una barcacoa por sus inquilinos, «choco» conmigo una invidente.Me disculpe y en mi mal francés, le explique quien era y que hacia alli.Luego la tome del brazo y la pase al otro lado de Monumento de Lady DY.Fue tan amena y gentil, que continue con ella durante unos cientos de metros màs.Fue tan bello como Paris