Después de varios días seguidos de calor, muchos parisinos esperaban el puente de la Ascensión para marcharse de la capital, visitar a la familia y disfrutar alguna casa de campo.
La sociedad de ferrocarriles publicó informaciones acerca de esta situación, sugiriendo que los viajeros aplacen sus desplazamientos para evitar las horas puntas. Pero aun así, cuando llegué a la pequeña estación de Bercy, me impresionó la cantidad de personas escudriñando los carteles de los horarios de salida de los trenes.
Yo viajaba con las gatas así que preferí pagar un poco más para tener un asiento y espacio para las maletas de mis mascotas. Y al ver todas estas personas recorriendo el tren en busca de un asiento, no me arrepentí de este gasto extra.
Nada más salir del tren, las gatas y yo exploramos con gusto el jardín en busca de las nuevas flores…
Durante este fin de semana alargado, en mi pequeño pueblo de Borgoña, se notaba el ambiente de los días de vacaciones, cuando los que siguen viviendo en el campo acogen a los que viven en las grandes ciudades. Y como organizaban espectáculos en varios lugares del pueblo, había un ambiente bastante festivo muy agradable.
Otro cantar fue a la hora de volver a París.
Algunos viajaran en trenes repletos, otras madrugarán para viajar en coches, y muchos tendrán que controlar su capacidad de esperar en los ochocientos kilómetros de atascos anunciados esta noche.
Yo aproveché la flexibilidad del teletrabajo para volver a París mañana al atardecer. Mientras tanto, preparo la lista de tiendas que tendré que visitar 🙂