Ya llevamos varias semanas con anuncios de olas de frio y de nieve, como si fuera una situación extraordinaria. Por suerte, algunas personas conservan algo de sentido común y recordaron a la compañía que frio y nieve son elementos bastante ordinarios de los inviernos franceses.
Después de varios anuncios alarmistas prematuros, Dama Nieve por fin apareció en las calles de la ciudad de las luces y pude admirarla desde mi balcón.
El verdadero problema con la nieve es que son muy pocas las personas que saben adaptar su manera de conducir a la presencia de una capa blanca y eso provoca pequeños choques que pueden transformarse en atascos gigantes.
Ese día, me marché de casa muy temprano y renuncié a mi autobús de siempre para viajar en metro. Cuando llegué a mi instituto de siempre, varias personas ya estaban reunidas para quitar la nieve de la acera y en medio día casi no quedaba nada de la capa blanca.
Los anuncios relativos al frio también fueron algo exagerados, pero las temperaturas se acercaron de cero y para todas las personas que duermen en la calle, la vida se puso mucho más difícil.
Por suerte, algunos directores de escuelas organizaron alojamiento clandestino en los locales escolares para las familias que acampan donde pueden.
Confieso que este frio me quitó las ganas de explorar la gran ciudad, pero de momento tengo una colección de libros por leer suficiente para divertirme.
¡Hasta pronto!