Por fin recuperamos el sistema colectivo de calefacción en mi residencia y cuando llego al anochecer, encuentro una casa agradablemente calentada.
Aproveché una tarde tranquila con algo de llovizna para explorar el nordeste del distrito XVIII. En esta parte de la capital, en la zona que se halla entre los bulevares exteriores y el antiguo ferrocarril que da la vuelta de París, hay una colección de pequeñas calles y quería explorarlas.
Para empezar, entré en el edificio de la iglesia del tabernáculo que pertenece a una comunidad protestante. Descubrí una sala sencilla y luminosa en donde el pastor estaba regalando sus enseñanzas. Me invitaron a entrar y a sentarme, pero después de echar un vistazo, preferí agradecer por la acogida y marcharme para seguir mi exploración.
Casi en frente de este edificio, encontré el primer callejón sin salida. Esta vía, tan estrecha que los coches no pueden entrar, comunica varias casas que preservan su intimidad detrás de unos altos muros.
El siguiente callejón sin salida, mucho más ancho, comunica un conjunto de edificios haussmanianos, muy homogéneos. A continuación, una pequeña calle comunica casas de una o dos plantas, con pequeños patios y vegetales. A pesar del gris de este día, el sitio tenía cierto encanto. Pero seguro que cuando llegue la primavera, se transformará en un agradable refugio.
Luego pasé en medio de un conjunto de viviendas sociales antes de llegar a otro callejón sin salida, con sus casas bajas y su vigilante con perro. Sobra decir que no me eternicé…
Pasé al lado de la antigua estación que ahora alberga el “azar lúdico”, espacio cultural híbrido, que propone conciertos, talleres, así como comida y bebidas. A continuación, pude constatar que en la calle de los tennis, ya no hay canchas de tenis, antes de decidir que ya hora de volver a casa.
Por la tarde caminé rumbo a la dársena de la Villette en donde pude probar el barco que navega entre los dos complejos cinematográficos.
Confieso que no pasé por los Campos Elíseos para ver la amplitud de los daños causados por algunos chalecos amarillos furiosos. En cambio intento escaparme en medio día para disfrutar de los escasos rayos de sol y así el invierno me parece más fácil de aguantar.
Vi las imagenes en google , que linda calles Caol , gracias , cuando vuelva a Paris ire a caminar
Estoy al tanto de lo que esta sucediendo en Francia , hay mucha bronca acumulada x distintas cosas (igual que en mi pais)
buenas fiestas
Se hallan esencialmente al este del cruce de las calles Vauvenargues y Leibniz
hola Caol , puedo saber que nombre tienen las calles que rcorriste asi me lo agendo ?
desde ya gracias