Últimamente, ando con poco dinero así que seguí con un entretenimiento a la vez económico e interesante: explorar el sendero 2024.
A partir de la plaza Balard, el camino permite descubrir los jardines instalados en los terrenos que ocupaban la fábrica Citroën. El jardín Eugénie Djendi reúne varios espacios con desniveles y alineaciones muy gráficas. Desgraciadamente varias partes estaban cerradas por obras y no pude explorarlas.
A continuación, es preciso entrar en el gran parque central, justo al lado de los dos invernaderos. Desgraciadamente estos edificios estaban cerrados.
Luego la senda bordea el gran césped rumbo al Sena. Yo preferí pasar por otra alameda para examinar los diferentes espacios bautizados “Jardins Sériels”. Azul, verde, naranja, rojo, plateado y dorado: éstos serían los colores de estos pequeños jardines. Pero tendré que volver cuando llegue la primavera para apreciar esa variedad de colores. Lo que sí pude apreciar es el diseño de este parque (un día dedicaré una página a este jardín).
Volví a seguir las marcas para salir del parque, pasando debajo del puente de la red exprés regional para llegar a la orilla del Sena. Luego es preciso respetar estrictamente las indicaciones del libreto para cruzar una carretera de mucho tráfico automóvil y llegar al puente Garigliano.
Nada más llegar a la orilla derecha, el camino sigue el rio y pasa al lado del trinquete de París.
Aunque lleve muchos años viviendo la capital gala, nunca había visitado este espacio en donde se reúnen los jugadores de pelota vasca. Ya desde la calle, vi que une señor estaba dando clases en una pequeña cancha. Luego encontré la entrada y un pasillo me llevó al lado de una cancha grande en donde cinco hombres estaban jugando a la cesta punta.
Unos socios me indicaron el camino del trinquete y pasé un ratito mirando a otros jugadores con paleta ancha. No sé si todavía sería capaz de devolver la pelota con una de esas paletas…
Me encantó este sitio y también tendré que volver cuando lleguen temporadas más agradables.
Al salir de este espacio, el camino sigue a lo largo de una sucesión de canchas de tenis, antes de llegar a la puerta de Saint-Cloud. Luego es preciso pasar al lado de las instalaciones del “Stade Français”, del Parque de los príncipes (que alberga el PSG) y del estadio Jean Bouin.
Tras un vistazo hacia la piscina Molitor, es preciso entrar en Jardín de los invernaderos de Auteuil.
No me cando de visitar estos espacios y de admirar sus colecciones de plantas.
Desgraciadamente ya destrozaron algunos invernaderos y están construyendo una extra para el torneo de Roland Garros.
Justo al lado, en el jardín de los poetas, se pueden ver placas con el nombre de un poeta y algunos de sus versos.
Confieso que ya tenía mi cuenta de kilómetros y subí en el primer autobús que encontré para volver a casa, después de una excelente tarde sin gastar un duro 🙂