¡Qué calor!

Ya se acabaron las dos semanas de vacaciones dedicadas, esencialmente, a repasar mis cursos para el examen final del conservatorio de artes y oficios.

Seguí desde lejos las elecciones legislativas y constaté con alegría que en mi barrio rebelde eligieron a una mujer, única diputada insumisa de la capital. Ahora sólo falta esperar para ver cómo van los “caminantes” …

Cuando volví a París, el episodio canicular estaba empezando y me costó aguantar los 35 grados de la gran ciudad. Por suerte trabajo en un edificio de alta calidad ambiental cuya temperatura interior ronda los veinticinco grados. Pero eso resulta casi peor cuando sales de la oficina porque el calor se vuelve más aplastante todavía. Y con casi 30 grados por la noche en casa, recuperar resulta muy difícil.

Yo temía la temperatura del día del examen y la verdad es que con más de treinta grados eso no parecía muy favorable.
Por suerte, organizaron la prueba en el gran anfiteatro de la Escuela nacional superior de artes y oficios, cerca de la plaza de Italia. Y en este sitio semi enterrado, la temperatura resultó razonable para trabajar.

De momento, no conozco los resultados, pero pienso que aprobaré 😊

Y ahora toca retomar el ritmo de las largas caminatas con visitantes de todo el mundo.
¡Hasta pronto!

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