Esta semana el frio nos pilló por sorpresa…
Ya estábamos acostumbrados a este invierno muy amable y a sus temperaturas oscilando entre 7 y 11 grados. Podíamos lucir prendas de temporada sin pasar frío y pasear tranquilamente. Y de repente el pasado lunes, la temperatura llegó a un grado bajo cero.
El martes perdimos otro grado y el viento se encargó de aumentar la sensación de frío.
El miércoles ya teníamos cuatro grados bajo cero.
Ese día, al amanecer, intenté proteger mi pequeña colección de cactus.
Luego, en la calle, quise apuntar unos detalles notados de paso y constaté que mi bolígrafo, congelado, ya no escribía.
Todas las personas sin hogar que divisé estabán escondidas debajo de varias capas de mantas. Al lado de la estación de metro de La Chapelle, habían recuperado palés de madera para aislar los colchones del frío del asfalte.
Por la noche, pasé un gran rato en la asociación en donde suelo dar clases de informática pero nadie se presentó. Supongo que la temperatura quitó a los asiduos las ganas de salir.
El jueves todavía seguíamos con cuatro bajo cero pero el cuerpo se acostumbra. Y aproveché esta temperatura para comprar un pastel delicado que aguantó perfectamente el camino rumbo a casa.
El viernes al amanecer, pasé por la plaza de los « petits pères » y descubrí una increíble iluminación en la calle del Mail : uno de los editores de tejidos de decoración instaló una colección de pantallas gigantes, vestidas de linos muy bonitos.
Confieso que me paré un ratito para contemplar este espectáculo.
Por suerte la ola de frío desapareció con el fin de semana y hoy ya recuperamos unos diez grados. Podremos seguir frecuentando las terrazas 🙂
Caol, te envié un email la semana pasada. Verlo cuando puedas. Besos 🙂