¡Primavera!

El pasado lunes se trataba de elegir por sorteo a los 104 nuevos miembros de los equipos de animación de los ocho barrios del distrito 18. En esta zona que cuenta con 190 000 habitantes, 430 personas presentaron su candidatura. A mi me pareció muy poco pero los elegidos presentaron eso como un gran éxito. ¡Siempre me asombrarán los elegidos !

También organizaron una reunión pública para presentar los progresos del proyecto de creación de un segundo acceso en la estación de metro Château Rouge. Los representantes de la sociedad de transporte público explicaron que de momento estaban mejorando el sistema de ventilación. Las obras del proyecto empezarán en julio de 2015. Al principio la estación permanecerá accesible. Pero a partir de junio de 2016 hasta agosto de 2017, la población tendrá que pasar por otras estaciones y mientras tanto, el tráfico en el bulevar Barbes, reducido de 4 a 2 carriles, se convertirá en pesadilla. Si aguantamos eso, acabaremos con una estación más grande, más bella, lista para la automatización de la línea 4 y para acoger a todos los turistas que quieren ir al Sagrado Corazón.

Aparte de estas reuniones públicas, encontré tiempo para visitar algunas zonas que no suelo ver.
Caminé entre la plaza de Clichy y la estación Saint Lazare, por la mañana, entre semana, y constaté que el tráfico automóvil en la calle de Amsterdam resulta insoportable. Por suerte, más abajo, la pequeña calle Vignon ofrece a sus inquilinos una colección muy correcta de comercios de proximidad. En la calle Saint-Florentin, pensé con nostalgía a la fantástica tienda de juguetes que se hallaba en la esquina de la calle Saint-Honoré. Como pasa el tiempo…

En el metro, el percusionista del día estaba tocando en una de las sillas del andén. Imagino que este asiento produjo algún sonido que no le gustó porque el percusionista se instaló en otra silla antes de seguir tocando. Hay que ver la cantidad de problemas que no captamos…

Este fin de semana, seguí recorriendo esta ciudad que tanto me gusta. Visité una tienda especializada en instrumentos de percusión en donde el dependiente nos hizo una muestra con un cajón.
En el pasaje del Gran Ciervo, algún diseñador de paraguas había instalado una muestra de su mercancía en el aire y eso daba un toque muy alegre al pasaje.

En la orilla del Sena, al pie de la gran biblioteca todavía están instalando los merenderos. En el otro lado de la institución, encontré « le camion qui fume ». Este camion de comida se puso muy famoso y quise probar uno de los burgers que proponen. La verdad es que se nota que los preparan con productos frescos y saben muy bien. Pero no llegaré hasta hacer de nuevo media hora de cola para probarlos otra vez.
Y ahora toca preparar los próximos recorridos.

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