Golosina

Cuando el mes de Julio no te regala la cantidad de sol que necesitas, es preciso inventar compensaciones.
Entonces me fui hacia la tienda de uno de mis pasteleros preferidos con la idea de comprar algunos «moelleux» al chocolate.

Desgraciadamente, ya no tenía modelos individuales pero me propuso un modelo de cuatro porciones y consideré que podría dar abasto sin problemas.
Luego la dependiente me hizo un comentario tan elogioso a propósito del milhojas de vainilla que no pude resistir a la tentación.
Al final también compré un pastelito para el camino y volví a casa con la idea de hacer la prueba del día.

No sé cuales son las referencias gustativas de la dependiente y si solo probó los modelos normalitos, es cierto que el milhoja de este pastelero es una maravilla.
El problema es que yo tengo otras referencias y este pastel, comparado con los que uno encuentra en Pierre Herme o en el Pain de Sucre, no tiene nada del otro mundo. (Además, yo que soy una exagerada, prefiero el «dos mil hojas»)

Sin embargo el moelleux era tan rico como siempre y el «éclair au café» del camino era verdaderamente delicioso… Incluso tuve la sensación que este pastelero seguía mejorando…

Asi que prometo dedicarle una página en cuanto se acaben sus vacaciones.

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