La sorpresa del día

Hoy desperté temprano y a las 9 es cuando me fui a comprar frutas.
Llegué al pie de la escalera y al abrir la puerta de separación con la entrada del edificio constaté que un hombre estaba durmiendo, tumbado en el suelo.
Pasado el susto provocado por la sorpresa, pasé sigilosamente a su lado y seguí mi camino.

No es la primera vez que ocurre algo así y ya tuve la oportunidad de comentarlo con los demás inquilinos.
Aunque la entrada del edificio no sea un lugar idóneo para dormir, nadie echó a los vagabundos de paso a la calle ni llamó algún servicio especializado.
Leve ayuda para los que ocupan este espacio pero algo es algo…
Y la unanimidad espontánea en la comunidad sobre este tema me da una sensación muy suave…

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