Momentos

Al pasear por las calles de París es increible la cantidad de placas conmemorativas que uno encuentra. El otro día noté que Stendhal residió dos años calle de Richelieu, a unos dos cientos metros de la estatua que celebra a Molière.

Ese día también entré de puntillas en una de estas « cités » cada día más cerradas. En este espacio todavía dormido, constaté que los inquilinos habían instalado un montón de macetas y en medio de éstas, un enano mucho más cortés que su congénere del distrito XIX.

El miércoles, al salir de la oficina, pasé por Bastille y noté que había mucha gente delante de las puertas abiertas de la sinagoga de la calle des Tournelles, incluyendo los militares armados con metralletas. Y luego me enteré de que se celebraba el gran día del Perdón. ¡Mi distracción no tiene límite!

El viernes, tras varios días de mucho trabajo, conseguí escaparme con unos estimables paseantes bonaerenses.
En la zona de Montorgueil, los comerciantes habían instalado rollos de césped natural en la acera delante de su tienda. Algunos habían decorado el césped con florecitas multicolores, otro había instalado una estatua de flamingo. Pero el que más me gustó fue el café que instaló un canapé en el césped en medio de la calle Saint Denis.

Ayer, los mismos bonaerenses pudieron aprovechar el ambiente de esos mercadillos callejeros que los galos llaman « vide-grenier ». Luego constataron con espanto que Montmartre es una zona repleta de turistas y que dar la vuelta de la plaza de los pintores necesita mucha paciencia 🙂

Hoy se celebraba la jornada sin coche. En el centro de la capital, muchos parisinos aprovecharon este acontecimiento para pasear en bici o andando y los desgraciados maquinistas tenían que redoblar la atención para no atropellar a los ciclistas principiantes.
Yo compré comederos para aves y los instalé en mi balcón, en medio de la madreselva.
A ver si viene algún herrerillo…

Esta entrada ha sido publicada en París y etiquetada como , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta