Eurocopa

Mientras toda la atención de los europeos se centra en la eurocopa, los refugiados siguen llegando a París. La policía desalojó a los que se instalaron debajo de la línea de metro número 2, y luego a los que estabán al lado de la calle Pajol. Pero al día siguiente surge un campamento nuevo.
Esta semana constaté que la instalación debajo del metro Jaures ya no podía acoger a más gente y los últimos que llegaron se instalaron en la acera del bulevar de la Villette.
En los distritos más céntricos, se ven cada día más mujeres sentadas en la acera con sus niños, esperando ayuda. Algunas familias enseñan un cartel diciendo que son sirios y que están huyendo de la guerra.
Lo cierto es que resulta muy complicado encontrar soluciones para todas estas personas.

¡Por suerte tenemos la Eurocopa !
El pasado jueves, pasé la noche ventanas abiertas para escuchar lo que contaba la calle del partido de Francia contra Alemania. En frente de mi casa, había un balcón decorado para la ocasión.

Tras 45 minutos de alegría se escuchó un inmenso clamor de alegría. Y volvió a ocurrir un poco más tarde.
Luego sentí que la calle ya no prestaba la misma atención al partido. La gente empezaba a beber y a hablar, mirando de vez en cuando si el equipo galo seguía controlando la situación.
Cuando llegó la hora del fin del partido, oí varias protestas porque los equipos seguían jugando. Pero cuando llegó el pitazo final, todos empezaron a celebrar la victoria contra el equipo que más temen los galos.
Cantos, bocinas, paseos por la ciudad rumbo a los Campos Eliseos… no sé a que hora se acabó la fiesta.

Hoy llegó el día de la final y la calle me dejó pensar que los espectadores sufrían.
Se escuchó un leve clamor de alegría y así fue como supe que había un gol de Portugal.
Imagino que la comunidad portuguesa celebrara esta victoria paseando por los Campos Eliseos 🙂
Lo bueno es que la derrota gala permite volver rapidamente a la situación económica. Como bien dice uno de mis amigos, mañana volveremos a protestar contra la nueva ley del trabajo y el estado de emergencia.

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