¿Profecías auto cumplidas?

Al escuchar las noticias, uno descubre una colección impresionante de situaciones muy complicadas y los políticos galos repiten en cada momento que es preciso prepararse a las catástrofes por venir.

Ya notamos que los precios aumentaron más que los sueldos y sé que son cada día más numerosas  las familias que solicitan las asociaciones que proporcionan ayuda alimentaria. Pero el discurso de los periodistas y de los ministros se vuelve cada día más espantoso y produce esencialmente profecías auto cumplidas.

Ya provocaron una penuria duradera de mostaza. Ahora hablan de una penuria de arroz. Y lo mejor de todo es el asunto de la electricidad, demasiada cara para los unos e indisponible para los otros porque la producción gala sería insuficiente. En cuanto a la primera ministra, recomienda la sobriedad como solución para todos los problemas, con una calefacción limitada a 19 grados y cortes de electricidad si necesario.

Total, todos estamos esperando el frío con aprensión.

Algunos compraron radiadores para compensar los nuevos límites de las calefacciones colectivas (sin pensar que si no hay electricidad, no tendrán utilidad). Otros compran plumones y linternas…

En mi estimable instituto, anunciaron que estudiaban la posibilidad de cerrar las instalaciones mientras los empleados trabajan desde casa. También contemplaron la solución de proporcionar mantas y mitones a los frioleros. Todo eso va sin ton ni son.

Mientras tanto, los burgueses de SoPi (South Pigalle) siguen frecuentando los comercios de la calle de los martirios y los bares y restaurantes de la avenida Trudaine. Por cierto, algunos confiesan que “ya no tienen los medios de viajar lejos”, pero aun así, siguen teniendo una muy buena vida.

Son muchos los parisinos que aprovecharon las vacaciones escolares para escaparse de la Capital. Yo estuve de servicio mientras mis colegas se marchaban y eso no me dejó mucho tiempo para pasear.

Ahora toca pasar unos días en mi casa de campo.

¡Hasta pronto!

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