Entre mis buenas intenciones para el 2008, quería regalar mis patines de ruedas y los accesorios al Socorro Popular. Aproveché unas mañanas de tranquilidad para cumplir esa meta.
El Socorro Popular tiene su sede parisina en el discreto passage Ramey. Allí es donde ocupan un conjunto de edificios de dos plantas, dispuestos alrededor de un patio adoquinado.
Fui a la sede una primera vez para averiguar que les interesaba mi regalo y volví al día siguiente con todo el equipo.
La primera cosa que me llamó la atención fue la cortesía del hombre que me atendió: recordaba mi proposición y recuperó los objetos con alegría.
Luego me pidió que rellenara una ficha de donación y descubrí el espacio de acogida.
Lo primero que noté fue el mostrador circular en donde estaban las dos voluntarias de guardia. Rellené la ficha, me regalaron un café y empezamos a conversar.
Me hablaron de todas las formas de acción posibles y lo que constaté mientras tanto me dió muy buenas sensaciones.
En esta sala relativamente grande noté una pared dedicada a una biblioteca, vi varios asientos sencillos pero cómodos y constaté la presencia de varias personas disfrutando de un momento de descanso.
Las voluntarias me anunciaron una gran venta en Abril para conseguir fondos y si tengo tiempo, sé que les echaré una mano…
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