Este otoño está siendo muy suave…

Así es como los parisinos intentan aguantar este verano de cielo gris y de mucha lluvia. Si el sol se hace todavía demasiado discreto para iluminar las caras, mejor tomarlo a broma…

Pero lo que más molesta a la gente es la variabilidad de este tiempo que regala en un par de horas un sol de puro verano y una lluvia casi tropical. Total planear una actividad de pleno aire resulta bastante complicado a no ser que te guste la lluvia 🙂

El viernes por la noche, víspera de fiesta nacional, lo normal era pasar un rato en uno de los bailes que se organizaban en varios sitios de París. Pero la hora de salir coincidió con la ducha tropical… ¡Mala suerte!
Al día siguiente, el cielo se vistió de verano para celebrar la Fiesta Nacional con el nuevo presidente.

Yo me atreví a salir y eso me dió la oportunidad de asistir a una escena bastante rara: policías abriendo paso a varios carros de combate, perdidos al lado de la estación del Norte, o sea muy lejos del sitio del tradicional desfile militar. Pero tras un momento de sorpresa, un concierto de bocinas saludó a los soldados y cada uno retomó su camino.

En el centro de la capital, constaté que el 14 de Julio ya no es un día festivo y encontré una cantidad inverosímil de tiendas abiertas. Por un lado me vino bien por que encontré las piezas que necesitaba para reparar una lámpara. Pero por otro, me aflige la idea que la distracción principal (después de la tele) consiste en ir de tiendas…

Por la noche organizaban fuegos artificiales al pie de la torre eiffel.
En la plaza de la Bastille, el genio seguía bailando, solito, encima de su columna…

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