Acaso visteis a dos locos andando y transportando un pequeño sofá y el sillón asociado entre el jardín de las plantas y el bulevar Beaumarchais. Pues no busquéis, formé parte de la expedición 🙂
Eso es lo bueno de las compras y ventas de objetos de segunda mano en internet: en algunas ocasiones pasas por otros barrios y encuentras personas de otros mundos…
Y cuando compraste un sofá, puedes pararte en cualquier sitio y sentarte para descansar tranquilamente 🙂
Confieso que tras esta mudanza peatonal, necesité varios días para recuperar pero estaba en condiciones para compartir unas cervezas y un recorrido por la colina de Montmartre con mis visitantes granadinos. Y con gusto constaté que la magia de la película «Amelie» sigue funcionando.
Hoy me esperaba otro paseo con dos viajeros venezolanos. Visitamos el mercado de las pulgas y como llevaba mucho tiempo sin pasar por allí constaté varios cambios.
Para empezar, visitamos el espacio de los antiguos talleres del anticuario Steinitz en donde se instalaron varias tiendas «vintage». Primera de estas tiendas, la compañía de equipamiento del hogar «Habitat», creada en 1964, propone varios modelos antiguos en un espacio de 400m2. Y alrededor del mismo patio, tres otras tiendas proponen objetos de los años 60’s
La verdad es que el patio adoquinado bastante grande da un toque especial a este lugar: hay espacio y eso da ganas de pararse un rato en la terraza para tomar un café u otra cosa. Pero estamos muy lejos de los antiguos desembalajes de trastos de todas clases…
Más lejos, al lado del mercado Valles Lecuyer, constaté que habían demolidos los talleres que albergaban vendedores de chatarra y metal y ahora están construyendo edificios más altos. De momento no atacaron el cementerio de las estatuas. pero me pareció muy aislado…
Lo bueno es que los mercados reconstruidos como el mercado malassis empiezan a coger vida y caracter, así que todavía quedan sitios interesantes para dar un vistazo pero inasequibles de precio.
Y ahora toca descansar antes de enfrentar otra semana a tope 🙂
¡que lejos queda ya nuestra última visita! Ya echamos de menos compartir otro rato agradable contigo en tu querida colina o en cualquier otro rincón de nuestro amado París. Desgraciadamente, aún habremos de esperar un poco para volver. Menos mal que siempre conservamos ese dulce sabor, no solo de los pasteles, sino del paseo y, sobre todo, de la compañía.