Soporto cada día menos las exigencias imbéciles de estos altos cargos que ya no saben tomar los problemas uno tras otro… Así que me escapé de la oficina y como alivio me metí en una larga caminata … 🙂
Seguí el bulevar Davout, profundamente remodelado por la instalación del tranvía, y así es como descubrí las nuevas fuentes diseñadas por Pascale Marthine Tayou. Confieso que el concepto me gustó muchísimo y di la vuelta de la primera fuente que encontré para no perderme los detalles.
Al constatar mi interés, unos chicos del vecindario se tomaron la molestía de explicarme que se trataba de una fuente y, de alguna forma, tuve la sensación que a ellos también les gustaba este nuevo adorno callejero.
Lo cierto es que de momento nadie lo lastimó con algún graffiti…
Yo seguí atravesando el distrito 20 rumbo a la estación de metro Parmentier.
En esta estación que celebra el famoso apotecario del siglo 18 que hizo la promoción de las patatas en Francia, cultivaron la alegoría agrícola con enrejados disimulando las paredes. Pero lo peor de todo son los asientos copiados de viejos asientos de tractores…
Ayer empezó la cuenta atrás para las elecciones municipales: sólo quedan cuatro semanas hasta la primera vuelta y en el mercado de l’Olive representantes de casi todos los candidatos estaban distribuyendo folletos…
Hoy aproveché una tarde soleada para explorar el vide-grenier instalado en el bulevar de Belleville. Entre los viejos trastos expuestos a lo largo de los 700 metros del bulevar, noté dos estatuillas inspiradas por el oso blanco de François Pompon y varios carteles polacos, pero no cabían en mi presupuesto. Así que tras una horita batallando dentro de un inverosímil atasco peatonal, renuncié a mirar por segunda vez y abandoné el terraplén central.
En la acera soleada, las terrazas de los cafes estaban llenas de gente, lo cual demuestra que no todos los parisinos se marcharon de vacaciones…
Yo seguí rumbo al canal Saint Martin en donde otros ociosos aprovechaban el sol. Dolce vita parisina…