Nocturnas

En el parque de la Villette hay un espacio reservado a las carpas (justo al lado del gran dragón) y allí es donde el circo Plume se instaló para celebrar sus treinta años con un espectáculo titulado « Tempus fugit ? »
El pasado jueves asistí a la representación y pasé un rato estupendo.
Mientras el público se instalaba, uno podía contemplar un piano de cola suspendido por encima del escenario y las oscilaciones de una bola de vidrio. De vez en cuando una pluma caía sobre el piano y éste bajaba brutalmente unos centimetros.
El espectáculo empezó de verdad cuando el piano alcanzó el escenario y un músico se puso a tocar. Luego los números se enlazaron con alegría, fantasía y poesía. Si me impresionaron los acróbatas, en varias ocasiones me maravillaron los efectos visuales : el violinista que se pone a volar para seguir su partitura, el payaso jugando con el balón rojo dibujado por un proyector sobre un gran telón blanco o las bolas de vidrio cuyas oscilaciones hipnóticas acompañaron el fin del espectáculo.
Al salir de la carpa, tuve la sensación de que la compañía nos había regalado una energía extraordinaria. Por cierto, no pude sacar fotos del espectáculo, pero los curiosos podrán mirar la página del circo y los demás apreciarán la fuente de los leones…

El viernes asistí a otro tipo de circo. Resulta que trabajo al lado del hospital militar en donde ingresaron a una enfermera presentando síntomas parecidos a los del ébola. Ese día anunciaron que las primeras pruebas salieron negativas y había todo un grupo de periodistas, esperando al lado de la entrada del hospital, por si salía la señora. Al final, no consiguieron informaciones de los militares y publicaron fotos de la reja…

Ayer el hijo de un amigo tocaba con el grupo UGU (Urban Groove Unit) en el Bizz’art y eso me dio la oportunidad de descubrir este sitio que se halla al lado del canal Saint Martin. En la planta baja, una gran barra, algunas mesas para cenar, un escenario y un espacio para los que quieren bailar ; en la planta alta, un espacio reservado al restaurante dominando el escenario.
Nos instalamos en la barra y después de un ratito el grupo empezó a tocar. Todos los músicos tenían un buen nivel pero el equipo de sonido me pareció relativamente flojo y tuvimos la sensación de escuchar una especie de sopa bastante sosa. Pero los comensales no prestaban mucha atención a los músicos.
Tendré que escudriñar el programa y probar la planta del restaurante 🙂

En cuanto a la idea más acertada de la semana, me la regaló el panadero de la calle Léon : como su tienda se halla a 20 metros de la mezquita, adapta la hora de apertura, por la mañana, a la hora de la oración. 🙂

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