Después de la manifestación del 11 de Enero, el pueblo parisino intentó retomar el camino de la cotidianidad. Para mi se acabaron las vacaciones invernales y volví a la oficina, a unos quinientos metros del supermercado de la toma de rehenes.
El viernes del acontecimiento, mientras la policía preparaba su intervención, los empleados de mi instituto tuvieron que quedarse en el recinto y compartieron varias horas de gran estrés. Algunos suelen hacer compras en este supermercado, otros viven o tienen conocidos que viven al lado de la nave en donde se escondieron los asesinos de los periodistas, todos necesitarán tiempo para olvidar estos momentos…
El miércoles publicaron el nuevo número de Charlie Hebdo. Cuando pasé por el quiosco, a las 8 de la mañana, el dependiente me anunció que ya había vendido los 80 ejemplares que había recibido (normalemente recibe 15 ejemplares…). El jueves a las 7 de la mañana, sólo quedaban 19 de los 250 ejemplares que había recibido y pude comprar uno.
El dibujo de la portada me pareció muy acertado y el contenido muy conforme a la identidad del semanario. Finalmente el asesinato de sus periodistas procuró a esta publicación amenazada de quiebra un éxito inesperado. Con una tirada que alcanza los siete millones de ejemplares, un número de suscriptores que pasó brutalmente de 7000 a 120.000 y varios millones de donaciones, el semanario podrá empezar de nuevo. 🙂
Mientras tanto, se multiplican las falsas alarmas por bultos sospechosos en el metro.
Por suerte eso no ocurrió durante mis trayectos cotidianos, pero para quien tiene horarios estrictos, eso pronto se convierte en una auténtica pesadilla.
Y las rebajas no atraen a tantos clientes como siempre.
La buena noticia de la semana fue la presentación de la película argentina « relatos salvajes » en el cine de mi barrio. ¡Me alegró el día!