Ya llevamos varios días con frío, viento y a veces llovizna, lo cual no es el tiempo más agradable para recorrer las calles de la capital. Pero los beneficios de caminar superan estas molestias… 🙂
El lunes al atardecer, pasé delante del supermercado de la toma de rehenes. Instalaron vallas para proteger el almacén y me impresionó la cantidad de flores y mensajes dejados por unos fulanos.
El pasado martes, por la noche, quise mejorar la marca de mi podómetro y di una vuelta por la colina de Montmartre, empezando por el Norte y subiendo por la avenida Junot. Cuando llegué a la parte más turística que empieza con la calle Norvins, constaté con sorpresa que no había ni una alma fuera. En la plaza de los pintores, dos dibujantes desocupados esperaban a unos improbables clientes. Y algunos restaurantes ya estaban cerrando a las 22.
Delante del Sagrado Corazón, a pesar del frío, unas treinta personas estaban disfrutando la vista de París. Yo me quedé un ratito pero pronto seguí cuesta abajo rumbo a mi casa.
El jueves, los azares de mis actividades me llevaron a la zona de Montparnasse.
A la hora de visitar algunas tiendas del centro comercial que se halla al pie de la torre, no se puede descartar la pregunta de la seguridad. Pero tampoco podemos renunciar a vivir normalmente. Total di una vuelta por el centro pero ni encontré lo que buscaba, ni vi a muchos clientes.
Después de cenar, caminé rumbo al norte. Si no había ni una alma en la calle de Rennes, en la zona de Saint-Germain des Prés se notaba más animación. En la pasarela de las artes, las barandillas ya no aguantan el peso de los candados e intentaron taparlas con vallas. Cuando pasé por el patio cuadrado del Louvre, sólo eramos tres paseantes…
Ayer, sin pensarlo, pasé muy cerca de la calle de la matanza. Justo al lado se halla una escuela de diseño cuyo escaparate expone varios dibujos de homenaje. Si se nota la emoción también alegra constatar que la chispa libertaria sigue viva.
Por la tarde, pasé de nuevo por las calles de la colina. Si se veían pocos clientes por las tiendas de moda, el almacén de bricolage de la plaza de Clichy estaba a tope de gente…
Por la noche, los hinchas del equipo de fútbol de RDC estaban paseando por las calles de mi barrio, cantando con tambores, regalando su alegría.
A ver como sigue la Copa Africana de las Naciones…