
«París (…) es a menudo una fiesta, pero sólo para los invitados, y puede llenarse de tristeza y de cansancio, como puede también enfriarse tanto. Y uno no sabe ni escoge el momento en que deja de ser un invitado en esa linda ciudad, pero un día ya no hay más fiesta alli para uno, y lo más sano es salir.»
Alfredo
Bryce Echenique,
La amigdalitis de Tarzán