Volviendo a la normalidad

Con la vuelta de los niños a la escuela, se acabaron las vacaciones y ya tuvimos varias ocasiones para contarnos mutuamente nuestras hazañas veraniegas. Ahora toca volver a la normalidad y aproveché todas las oportunidades para pasear por varios sitios.

Para empezar, seguí explorando la parte del distrito 20 que se halla alrededor de la plaza de la Reunión, escapándome una primera vez con el escritor Alexandre Dumas y luego por la isla de Terranova. En esta parte de París, todavía se ven antiguas construcciones de una o dos plantas. Las primeras rehabilitaciones urbanas produjeron densificaciones exageradas y ahora los nuevos programas respetan más el contexto inicial.

También hice un largo recorrido desde la plaza de Italia, rumbo al norte de París. En la calle Claude Bernard encontré un cartelito muy divertido: “Aquí vivió un gato que dedicó su vida a mirar por la ventana a los que leen este cartel”. Con gusto me paré un rato más por si este gato tiene un sucesor.

Cuando llegué al jardín del Luxemburgo, constaté que la diversidad social no tiene la misma definición en todos los distritos, y me dejé caer rumbo al Sena, por este gran bulevar que se parece cada día más a una galería de centro comercial.
Al cruzar el Sena, vi uno de los “bateaux-mouches”, parado cerca de la orilla mientras dos barcos de transporte de mercancías pasaban debajo del puente. Cuando llegó su turno, volvió al centro del rio para pasar debajo de los puentes. No imaginaba que había tanto trafico fluvial.
En la orilla, todavía quedaban elementos de París playa. A ver si la alcaldesa cumple lo que anunció y transforma la autopista urbana en espacio de ocio para los parisinos…

Esta semana también volví a usar los velibs. Temprano por la mañana, pude llegar sin problemas hasta mi oficina. Otro cantar fue el viernes por la noche. Sin conseguí fácilmente una bici, encontrar un sitio en el centro de París para aparcarla se transformó muy pronto en pesadilla. Renuncié y experimenté la convivencia muy cercana con los taxistas en el interminable bulevar de Sebastopol.

Hoy había un mercadillo al lado de mi casa. Cerraron un parte de la calle de Clignancourt y de la calle Ramey y los vecinos pudieron desplegar sus trastos en la acera. Buena temporada para las familias que aprovechan estas circunstancias para conseguir ropa y material escolar baratos para los niños, mala temporada para los que buscan muebles u objetos de decoración.
Sin embargo, yo encontré un lote de tres cajitas por 10€. A ver si encuentro un sitio para guardarlos o si los regalo al azar…

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